Friday, January 18, 2008

Robert James "Bobby" Fischer 1943 - 2008

Para llegar a tener altura en el Ajedrez se necesita más que inteligencia, memoria y paciencia. Un genio del Ajedrez no se hace, nace. El último de la talla de un Lasker o un Capablanca murió hoy. Su vida fue un terrible tormento que terminó por eliminarlo de los ruedos mundiales. Cuando derrotó al gran maestro ruso Boris Spassky (con quien cultivó una excelente amistad) fue el primer estadounidense en alcanzar el título de campeón mundial y, hasta la fecha, ha sido el único.

Sus demandas, que alguna vez me parecieron boutades como las de Alekhine cuando jugó contra Capablanca, incluyeron tableros con escaques de colores y piezas más grandes. Ya en pleno campeonato exigió que se investigara al equipo ruso, porque podría tener a un psíquico para distraerlo a distancia, en fin, hizo del Ajedrez un circo. Pero ganó. Posteriormente se dedicó a exigir condiciones cada vez más raras y dinero, mucho dinero. Hasta que la Fide, el cuerpo que regula al Ajedrez federado a nivel mundial, decidió despojarlo de sus títulos porque no quiso defender el suyo ante un oponente. En aquél entonces el gran maestro Alfonso Martínez me dijo "lo único que quiere Fischer es demostrar que el Ajedrez puede ser un deporte tan rentable como el Tenis o el Fut".

Una anécdota, consignada en un libro y relatada por Edgar Alvarado revela que además poseía un oído agudo: se quejó durante el torneo contra Spassky porque un ruido le impedía concentrarse: un grupo de obreros taladraba una calle a un kilómetro de distancia. Aquél encuentro se convirtió en paradigma durante la Guerra Fría, publicitado como la lucha de un solo hombre contra la frialdad soviética.

Su retiro lo amargó: inició una guerra sin cuartel contra el establishment gringo, dejó a la iglesia del reverendo Herbert W. Armstrong (editor de la revista La Pura Verdad) cuando supo de los escándalos sexuales y los manejos financieros del hijo del evangelista. Se convirtió en acérrimo antisemita, aunque su madre era judía alemana, raza a la que acusó de ser la madre de todos los males. Además expresó en una entrevista su alegría porque las torres del World Trade Center habían sido "borradas". Acusaba a Estados Unidos de montar una conspiración en su contra, con ayuda de Japón y del Zionismo internacional. Fue detenido en Japón a instancias de Estados Unidos y si no es porque Islandia le otorgó ciudadanía por razones humanitarias, es probable que hubiese terminado en un manicomio gringo, encerrado de por vida. Haber solicitado que le revocaran la ciudadanía gringa fue una bofetada que todavía le arde a ciertos individuos.

Sus sombras, sin embargo, nunca vencieron al niño genio que alcanzó el triunfo, al hombre que patentó un distinto tipo de reloj de ajedrez y que hizo contribuciones significativas tanto en las aperturas (siguiendo a la Ruy López) como en las finales. Que propuso nuevas formas de jugar y que llevó al juego a un nivel admirado por sus oponentes rusos y de otros países, por tradición los grandes del juego ciencia. Un expresidente de la Fide lo consideró al nivel de Newton o de Einstein y se estimó a su cociente de inteligencia en superior a 180. Se fue pero su legado persistirá para más quebradero de cabeza de los amantes del Ajedrez. ¡Adiós Bobby Fischer, empecemos: P-4R!
Imagenes: AFP y Wikipedia.

2 comments:

Juan Pablo Dardón said...

Comparto el luto Klavaza, yo también le hice un breve homenaje ayer jugando con mi pequeño algunas partidas y contándole la historia de este genio que miraba el mundo a cuadros. Saludos!

klavaza said...

Qué buen comentario y que bueno que le enseñés a tu patojo este juego increíble. Recuerdo los airados y ardientes debates que suscitaban sus demandas en aquellos años, tanto en la Fede de Ajedrez como entre los cuates. Unos lo defendían y otros lo consideraban un asesino del juego.