Tuesday, July 26, 2011

Transformers: Dark of the Moon

Michael Bay resulta ser un gran narrador visual, lo demuestra una vez más en esta tercera entrega de la eterna lucha de Autobots contra Decepticons. Pero, el filme verbal no es y eso que Ehren Kruger logró un guión de aceptable coherencia, pero insuficiente para alcanzar a la riqueza imaginativa que posee. Por otra parte, le falta desarrollo a los personajes, en especial al de la hasta ahora maniquí Rosie Huntington-Whiteley, quien además de tomar un papel protagónico lo hereda de Megan Fox, situación que a muchos fans no nos gustó (menos aún cuando se supo que la decisión fue de Steven Spielberg, ¡ve qué viejo más autoritario!).

Los comentarios a posteriori giraron en parte a su longitud y a la falta de absoluta coherencia entre secuencias. A mi me parece que, en efecto, podría haber sido una propuesta estilo MTv, conectada por la música, pero por su acción tan brutal y vertiginosa (hay escenas que me recordaron al primordial Godzilla y otras a Mazinger Z sobre todo cuando los Decepticons literalmente disuelven a seres humanos) no lo sentí largo.

El principio, su mejor parte narrativa, recurre a hechos históricos adaptados al cine de ficción, incluso por medio de tomas de archivo, y me gustó sobremanera su dedicada retrospectiva hacia el Star Trek de los años 60, incluso una de sus canciones proviene de esa serie. Ya antes de su estreno la revista Gizmag susurraba ladridos porque para ella se reescribió la historia del Apollo 11. Y así es, pero con un leve toque clarkiano, ya que la idea de que en la Luna se encuentra oculta tecnología extraterrestre es la base de 2001: A Space Odyssey (cabe mencionar que algunas batallas están inspiradas en el relato de David contra Goliath).

Si el uso desaforado de efectos visuales, la exhuberancia tecnológica, los autos y las mujeres bonitas que bordean entre rubias tontas y heroínas de cómic no les gustan, ni se tomen la molestia, no la vayan a ver. Pero sin son geeks de pura cepa, capaces de importar a su cabeza este tipo de ocio escapista, ni lo duden un momento, la van a disfrutar hasta en su ropa interior. Finalmente, por si hubiese una cuarta entrega de la saga, sería prudente irse buscando un renovado equipo para ella. El actual, con Bay a la cabeza, está agotado para la franquicia.

Monday, July 11, 2011

Reflexiones de Invierno (borrador)

Foto: R. Compton / Anybody... there?
Creo que venía pensando en la muerte de Cabral, en cómo el destino teje los últimos momentos de una persona y la lleva hasta las cuerdas. "Si hubiese tomado el shuttle del hotel al aeropuerto, tal vez no hubiese muerto". Caminaba por la 18 Calle, concatenando ideas. Una de ellas me hizó agitar con fuerza la cabeza. Un hombre de tal vez 22 años, muy flaco, pelón, con una bolsita de flex en la mano, de paso seguro y rápido y rostro plácido se acercó y me tendió la mano. "Te vi", me dijo, "vas por acá pero estás bien lejos, más allá". "¿Por dónde creés, por la Luna o por Marte?, repliqué". "No, qué va, ¡si estás por Jupiter o más allá!". "Bueno, cuidate, andále con paso seguro", me aconsejó.

Este encuentro me recordó a la anécdota del cuervo de Loren Eiseley, como la relatan Pauwels y Bergier en El retorno de los brujos. El hombre me reconoció como a un igual, como a quien busca mundos alternativos y paraísos artificiales. Quién de los dos volaba bajo en ese momento, ¿él o yo? ¿Quién sería el cuervo y quién el transgresor del espacio sagrado, de las estratósferas reservadas sólo para quien sabe cómo abrir las alas para elevarse hasta ellas?

Sí, con paso seguro sí voy, pero con la duda corrosiva siempre a cuestas. ¿Por qué, después de la infección de pulmón que tuve, aún estoy vivo? En 2002, cuando una crisis similar, sobreviví y el sentimiento resultante fue de paz, de saber que había superado una prueba difícil pero con sentido. Hoy no, dudo que haya quedado vivo por algo bueno. Me pregunto si fue gracias a un dios o a un demonio haberla superado. Solo cuado veo a Padme y Amidala entiendo que tal vez fue únicamente porque era necesario y por el estadio en que se encuentra la tecnología médica.

La muerte de Facundo Cabral

Foto: Radio Netherlands.
"Aló", respondí. "¿Está doña Mona?", dijo una voz vigorosa con cierta urgencia (era obvio que se trataba de larga distancia). "No", le dije, "pero la encuentra mañana tal vez hacia las tres de la tarde". "Muchas gracias, dígale que la llamó Facundo Cabral". Así supe de este hombre, la Trova en realidad no es lo mío aunque sí lo es de muchas personas que estimo. No conocía su obra o trayectoria pero por medio de comentarios, lecturas en la prensa y ahora en la Red me formé un cuadro suyo. Lo último que sabía fue sobre su conversión al cristianismo.

Habría de pasar bastante tiempo antes de volver a saber de él, cuando dio un concierto aquí en 2009. Y hoy, porque lo mataron en Guatemala. La noticia me cayó como hielo cuando uno tiene 40 grados de temperatura. Luego, fue cobrando visos muy complejos y las teorías de conspiración no se hicieron esperar. A estas alturas, como dijo Borges, "es el espanto". Sus implicaciones para el país podrían ser terribles, sucede en un periodo electoral convulso, deplorable, lleno de sangre. Aterra ver la reacción de algunos candidatos y entristece pronosticar que la investigación oficial, harto necesario de que sea transparente y lo más rápido posible, vaya tomando ya la cadencia de muchas otras.

Algo así no tiene nada de positivo, sin embargo, allá a lo lejos, creo ver un destello, un impulso que conmociona a la gente. Tal vez muchos, como yo, se han preguntado qué pasa en este país empobrecido, brutalizado y siempre al borde de un caos. ¿Nos hace falta una muerte célebre para despertar?

Ya teníamos en nuestro haber a un embajador alemán, el conde Karl von Spreti, y a uno gringo, John Gordon Mein. Ambos asesinatos se dieron en el contexto de la Guerra Interna (Ryszard Kapuściński explica la del primero en un libro, mientras la del segundo se atribuyó a las FAR). Ahora podemos contar con que en el país se apagó la voz de un hombre de larga trayectoria musical, cuyo mensaje era de concordia, paz y encuentro con la Verdad. Ya no es de sentirlo sino de empezar a tomar las riendas del destino en nuestras manos.