Monday, September 06, 2010

A*las, de Estefanía Valls Urquijo

Jorge Morales, para Revista Amiga de Prensa Libre.
A*las, es la más reciente muestra de Estefanía en Guatemala. Está contenida dentro de una cámara obscura (la Galería Ana Lucía Gómez se vistió de negro para recibirla) para destacar su riqueza de texturas y cromatismos, que dan cuerpo a zoomorfos -felinos y aves de cerámica vidriada- y a barcas terminadas en metales nobles y bronces, con fragmentos de vitrales:  “El vidrio tiene su propia vida después de hornearlo, al igual que la cerámica: son tan parecidos, vienen de los minerales de la Tierra”, explica la artista.

klavaza, 2010.
La mayor presencia la tienen los gatos, en variadas posturas y tamaños, sensuales, evocativos y alados. El más grande, al reflejarse en un espejo se transforma en insecto. “No es que tenga fascinación por ellos”, dice Estefanía, “para mí los animales son un instrumento de representación según el tema que quiero analizar o cuestionar. Pero el felino representa ahora al arraigo con el instinto animal y las alas de mariposa son el salto, la evolución, la liberación de las ataduras terrenales”. Más allá de la forma, opina que “detrás de todo trabajo artístico tiene que haber un camino filosófico”. En cuanto a las barcas, terminadas en láminas de plata, oro o bronce, suspendidas e inmóviles, son un adelanto de su siguiente muestra, sin embargo, se integran con la actual como recordatorio de aquellos mascarones que ostentaron las naves antiguas para espantar mostruos marinos.

klavaza, 2010.
Estefanía Valls Urquijo en tres años ha logrado ya una trayectoria internacional cosechando muy buenos comentarios de la crítica especializada, tanto de Guatemala como del extranjero. Recién vuelve de Europa en donde expuso en el Salón Renault ARGR de París, con mención de honor; en la Galería Primmo Piano de Venecia y en el Salón Cotemporanea de Ferrara, ambos en Italia, y en España, en la Galería Patrick J. Domken, de Cadaqués. Pronto volverá al Viejo Continente para exponer de nuevo. 

Aparte de sus éxitos técnicos y el montaje tan bien logrado: desde las paredes pintadas de negro hasta la iluminación diseñada por Carlos González (luminotécnico del Teatro Nacional); la muestra pareció acogerme dentro de ella, como si en un espacio sagrado me hubiese encontrado. Pero también me sentí rodeado, acechado por los felinos a los cuales admiro casi hasta la zoolatría. Por un momento creí que había atravesado un portal que lleva a esa dimensión creada por Estefanía, en donde tiempo y espacio sirven para que ella agrupe y dirija puntos y líneas para dar cuerpo a sus creaciones.

La muestra estará hasta principios de octubre. 

(Adaptación del texto publicado en Weekend del 27/08/2010).

Thursday, September 02, 2010

I'll wait


Juan 10:10
I Reyes 19:11-12

En esta época de sueños rotos, esperas infinitas, amistades perdidas, acosos y sueños con demonios que ocultan a terribles criminales; de gallinas ciegas que se incrustan en el hipotálamo cual sedientas lampreas; de falta de plata, de charcos de sangre en calles y avenidas; cuando el túnel delibera y decide hacer inalcanzable su otra salida y cuando la cruz del nazismo vuelve a oscurecer el atardecer de mis muertos: el único, único verdadero bálsamo e hilo de Ariadna es la música. Y los ojos luminosos de mis gatas. ¿Todo lo demás?, dicen que vendrá por añadidura.

Wednesday, September 01, 2010

Avatar, otra vez...

Imagen: Film.com
Ayer fuimos con varios compañeros a la sala Imax de Pradera Concepción. El destino: ver Avatar en Imax 3D por cortés invitación de Circuito Alba, en mi caso por quinta vez. Esta maravilla de la tecnología, de seguro el director's cut, volvió a dejarme una honda impresión. Nuevas escenas y un final más conmovedor me hicieron apreciarla de nuevo, sobre todo ahora que la veo como parte de un esfuerzo personal, y de envergadura, por parte del director James Cameron en pro de la conservación no sólo de la ecología y la biodiversidad, sino de las culturas no occidentales que han logrado pervivir hasta la fecha.

Me decía un amigo hace poco: "Los gringos siempre están agrediendo a los demás. Por ejemplo, todo el tiempo mandan misioneros a países como Irak o Afganistán. ¿Para qué? ¿Para decirles que viven como salvajes porque no son cristianos? ¿No pueden respetar el derecho del otro a creer como quiera, a tener por sagrado al Korán en vez de a la Biblia?". No deja de tener razón. Occidente necesita hartarse de materias primas, no importa cómo se obtengan. Y esa es una de la razones por las cuales le urge occidentalizar a todo el mundo No es nuevo, ya Plinio el Viejo relata en lo que llamó el Ruina Montium cómo la Roma Imperial procedió a destruir un monte completo con tal de extraer oro, que el imperio necesitaba con urgencia. De paso, que los esclavos, necesarios para desviar el cause de un río para expulsar el oro de aquella montaña española, fueron dejados dentro una vez completada la operación. Murieron ahogados por la correntada.

Los gringos, pero no solo ellos, sino Occidente mismo, lleva en su ADN esa prepotencia de la Roma antigua que le hacía creerse con el derecho de civilizar a los bárbaros. Hoy, Roma son los gringos y los bárbaros nosotros. Decía la revista Time que el famoso Melting Pot significa en la mente de los Wasps que todos, algún día, abrazaremos a la occidentalización como al máximo bien posible. ¿Qué es eso de negros gringos convertidos al Islam o de latinos que no creen en el evangelismo de carpa o no quieren hablar en inglés? O que no tomen leche de vaca, como apunta el antropólogo Marvin Harris en Good to Eat. Hago la salvedad, Roma tuvo la decencia de respetar a las creencias ajenas, sojuzgaba la política, la economía y la defensa de sus vasallos pero no se metía con sus dioses. Occidente no, quiere imponer al dios del capatilismo a cómo dé lugar.

Cameron utilizando muchas fuentes, desde A Man Called a Horse hasta la categorización del cuento de hadas, logra una metáfora de esta realidad, la de las minas en Guatemala, Sudáfrica o China, la de campos petroleros o torres de extracción en alta mar, hasta incluso de la reacción del occidental cristiano ante la naturaleza: impasible, ignorante y agresivo y por supuesto bruto con todos aquellos que no sean como él, como los españoles que vinieron por acá para conquistar en nombre de la corona. Es decir, con ambición desmedida, con intención de traicionar, explotar, depredar y luego largarse cuando ya no haya nada más que sacar de provecho. ¡Ah!, cómo me recordó la lica a I left My Heart in Wounded Knee.

Eran otros tiempos, los de los españoles conquistadores y los de la Roma antigua, deberíamos decir ahora. Alguna vez Carlos Rafael Soto preguntó: ¿Hasta cuándo Roma? Debió preguntar: ¿Hasta cuándo, Occidente?