Monday, December 26, 2005

Te reclamo

Es de noche
Estoy solo y estoy loco
con graznidos
como un grillo
sin garganta
sin voz
sin fuerza
sin esperanza
sin razón
grito y grito
a un desierto
a un vacuo temible yermo
a tu negro amurallado inalcanzable corazón
a tu fría descarada indiferencia
a tus oídos sordos
a tus ojos ciegos
a tu piel de piedra
a tu boca sin respuesta
¿Hasta cuándo?
¿Hasta cuándo sí?
Foto: Grillus, 2005.

Friday, December 16, 2005

Nostalgia

Esta fue la primera máquina que usé para programar, un S/23 ó Datamaster de IBM, propiedad de Lilian Tejada quien la había arrendado a Gillete de Guatemala. Basada en un Intel 8085 (Computer Museum dixit), con un BASIC optimizado, que estaba infestado por PEEKs y POKEs. Hoy sería un recurso menos que risible en cualquier oficina, tal vez tolerable en un museo especializado en dead ends de IBM, pero entonces era aceptable para empresas que deseaban empezar a informatizarse.

Utilizaba
EBCDIC (Extended Binary Coded Decimal Interchange Code). El lenguaje no tenia WEND y si uno quería podía utilizar el GOTO con grotesca profusión, al estilo espagueti, porque no estaba estructurado (si no lo creen pregunten al actuario Roberto Linde, hoy de Basic Resources, uno de sus programas empezaba con GOTO 2025 y en esa instrucción indicaba GOTO 20). Los diskettes medían 8 pulgadas por lado, uno servía para almacenar programas y el otro para datos, no tenía disco duro. Hubo uno después, de meros 10 megas de capacidad pero, cuando se preguntaba en IBM, los vendedores se limitaban a reprengutar, "¿para qué querés tanta capacidad de almacenamiento?" y se corría el riesgo de que Gerencia General recibiera una llamada del gigante informático, para investigar por qué el jefe de Centro de Cómputo (así se llamaba el CIO entonces) necesitaba tantos recursos en esa máquina.

Lo mismo sucedía si se solicitaba más memoria que los 32K (¿ó 16K?) de RAM estándar. Si no recuerdo mal cuatro diskettes, el máximo total a direccionar, no excedían los 4.4 megas de capacidad, pero los de programas tenían menor almacenamiento que los de datos. José Antonio Chajón, CEO de
Viacomp, fuente inagotable de información sobre sistemas de IBM, recuerda, en cambio, que cada uno no excedía, ya formateado, los 720Kb o los 640Kb, porque eran de baja densidad. Así que dejaré abierta la cuestión por el momento.

Lo más terrible que podía pasar era que a las 3:00 horas el nefasto sistema operativo enviara el temible mensaje: Error 25 2000, porque anunciaba un vuelco de datos, DUMP, y se perdía lo que se hubiera trabajado hasta ese momento. Había que empezar de nuevo. El proceso de explosión de materiales, o Forecast, tomaba casi 8 horas para completarse, con una base de datos modesta para los estándares actuales. Recuerdo que en un momento dado del proceso, los movimientos de las agujas lectoras y grabadoras hacían un ruido armónico, que daría cualquier cosa por volver a escuchar y grabar, porque sería excelente inspiración para componer música concreta o para una Dj como Paulina Cewe.

Nunca llevé la cuenta de cuántos cigarrillos 555, Belmont, Dunhill, Marlboro, Payasos, Stuyvesant o True me fumé esperando el fin de los procesos. Ni de cuántas tazas de café, revistas Club, Omni, Oui, Psychology Today, Playboy, Time, manuales de juegos de entonces (para máquinas monederas, por supuesto) y de hardware de IBM o de otras marcas, o, para qué mentir, y de ciertas novelas rosa, mientras escuchaba las canciones de Boy George, Cindy Lauper, Devo, Dire Straits, ZZ Top y la horrenda, pero recordada hasta las visceras, We built this city, de Starship, con la cual torturaba los oídos de Erick Ortega.

Volviéndo a la máquina, para acceder al OS se presionaban dos teclas y la pantalla se dividía por medio de una simple línea de asteriscos (el único adorno de los pantallazos en esa época, por demás está decirlo), para teclear comandos o mandatos, al mejor estilo del S/34, del cual el S/23 era un periférico, si se quería. El CRT era verde fosforescente y el cursor, invento de IBM por cierto, era lentísimo, aún para los estándares de entonces. Por medio de programación los campos podían ser subrayados, normales, inversos, intensos o blinking fields (centelleantes), o una combinacion de todos.

¡Ah, los viejos tiempos!, pero ahora debo volver a la realidad. Para eso, como explicaba uno de los ocho tomos del manual de la máquina, para salir del programa y de estas memorias insulsas, invoco SYSTEM.

Foto: Anuncio o folleto del S/23 de IBM, hacia 1981, cortesía de Big Blue.

Saturday, December 03, 2005

Súplica

Estremece mi alma
Desnuda tu cuerpo
Ofréceme tu perfume
Devélame tu rostro
Déjame tocar tu cabello,
Diosa nocturna
Déjame trascender tu piel,
Diosa Blanca
Iníciame en el misterio de tu sexo
Diosa de diosas
Déjame recorrer tus Campos Eliseos
Sus eminencias trascendentes
Sus exaltados abismos
Déjame beber tu néctar
Llévame al éxtasis
Llévame al íntasis
Así seremos uno
Seremos como dioses
Seremos perfectos, gozosos, exultantes, sublimes
La envidia de Adán
La envidia de Eva
Por los siglos de los siglos
Y por más siglos aún.

Foto: Biomechanoid, por H.R. Giger, 180 cm, aluminio, tomada sin permiso de su sitio web.

Wednesday, November 23, 2005

El Instante








Estrella solitaria
Quietud en el horizonte
Tu ascenso puro
Tu fugaz, radiante instante
Son Estrella Polar
Destello fugaz
Intensa Luz
En mi noche infinita.

A Isabel...
Fotos,
Volcán Sif Mons, en 3D, NASA.
Superimposición de tomas de la sondas, Magallanes, EEUU, y veneras 13 y 14, URSS.
"Isa", 2004.

Thursday, September 29, 2005

Cristo en escorpión

inmensos campos rojos
espacios ocre de arenas antiguas
paisajes de ruinas mudas:
dicen historias horribles
capítulos olvidados
donde los personajes son
la muerte y la asolación

en medio de ese horror
y de esa soledad
tras fatigar un sendero
espinoso, doloroso, casi mortal
al final del camino
un remanso

no más piedras filosas
ni barrancas insondables
tampoco lagos venenosos
ni vientos huracanados

solo un piélago
sobre una mar de arenas blancas
bajo un cielo azul rojizo
que calcina hasta los huesos

pero la búsqueda sigue
hasta encontrar
vestigios de otro tiempo
piedras que fueron monumento
resabios de un dios antiguo

sobre la arena
se yergue sobre la cola
con las tenazas extendidas
y con las manos abiertas
en actitud desafiante y dolorosa

entonces comprendo
la deidad estuvo allí
para ser redescubierta
mas alla del tiempo
a pesar de la destrucción
a pesar del holocausto
de una civilización de idiotas
de crueles guerreros
ávidos de beber su propia sangre

Aquella figura
inmensa, ardiente y muda
me hizo entender
con su figura en cruz:
la escencia del dios
vive en la piedra
en la luz
en Cristo
y en el escorpión
que ora eternamente
en una lengua arcana
por aquellos idiotas
que dieron la vida por Él.

Texto publicado en La Ermita, revista cultural, Año 8, Número 30, abril-junio de 2003, págs. 9-12 (revistalaermita@yahoo.com).
Foto: Centruroides sp según la luz infrarroja, 2003.

Wednesday, September 21, 2005

“Phlegon de Mirabilibus”, Melissa II

Ángel se levantó desnudo y erecto, abrió la ventana para atender a un hombre desarrapado quien, con un rápido ademán, le entregó una bolsa con algo pesado dentro. Sin saludo ni despedida lo vio seguir su camino. Curioso la abrió. Quiso contenerse pero el estremecimiento lo hizo gritar. Dentro estaba la cabeza decapitada del Cristo del Templo de los Mercedarios. Tenía el cráneo abierto. Algunas partes del cerebro latían al azar irradiando destellos blanquecinos con un intolerable olor a incienso y mirra. Una corona de espinas naturales, clavada en la frente sangrante, brillaba con luces doradas y plateadas. Más abajo, los inmensos ojos de la imagen parecían verlo suplicantes, con magnetismo e infinita tristeza. Ángel quiso evadirlos pero no pudo. Estuvo hipnotizado por ellos hasta que una micción incontrolable lo devolvió a la vigilia.

Con escaso vigor logró sentarse en la cama recién humedecida, mientras jadeaba por la pesadilla que atribuyó a un aftereffect de la orgía, el licor y las drogas de la noche anterior. Recuerdos de rostros y gemidos, interrumpidos por dolor y tremor fino eran los diarios legados de su vida nocturna. Aunque no lo recordaba, hoy cumplía una década desde que Melissa lo había iniciado en esa rutina desenfrenada, limitada sólo por la resistencia de un cuerpo que empezaba a dar señales de serio agotamiento.

Eran las cuatro de la tarde, su hora habitual para levantarse. Aderezaba su cabello con una cadena de oro, frente al espejo de cuerpo entero del baño, cuando sonó el timbre. Irritado por la insistencia lanzó la cadena. Recorrió con lentitud casi cincuenta metros para llegar hasta la puerta de su casa, un viejo monumento del Centro Histórico lleno de recuerdos familiares, nostalgias y secretos plenos de vergüenza.

Primero acercó el ojo a la mirilla. Abrió. Apareció ante él un hombre demacrado, un ser macilento, repugnante y hediondo, próximas delicias de zopes sin buen gusto. Ángel retrocedió sin dejar de verlo, temeroso de tocarlo pero compungido al encontrarlo hundido en semejante fango. También sintió cólera y desprecio porque aquél hombre se aferraba a una vida indigna a pesar de saber cómo terminar con ella. “En fin”, pensó, “esto le pasa a los magos chapuceros que andan orinando tumbas”.

“¿Hablaste con Melissa?”, le preguntó la entidad, “ya no puedo más, necesito volver a verla”. “No creo que le interese. Además no puede ayudarte, el proceso quedó a medias. Tal vez tu único alivio sea cruzar el último umbral, tal vez a la gloria, tal vez al abismo. Con gusto te ayudaré”, le dijo Ángel alejándose aún más.

Con disimulo llevó a su visita hasta un salón reservado para entrenar artes marciales. De una gaveta sacó una réplica de un gladius hispaniensis y se la entregó. “Con destreza la muerte no duele. Te recomiendo hacerlo en el templo de La Merced (cuando mencionó el nombre sintió el estremecimiento de nuevo). Escondéte allí y atravesáte el corazón a las tres de la mañana de un sábado”.

“¿De dónde sacaste ese día y la hora?”. “Del Phlegon de Mirabilibus”, respondió Ángel con aire solemne. “¿Ese es un libro o un grimorio?”, inquirió la piltrafa. “Lo cita Sheridan LeFanu”, le afirmó, consciente de su mentira blanca. “Ahora, largáte de aquí, no volvás jamás. Otra cosa, Melissa no te verá de nuevo”.

Con el visitante también se fue el mal olor. Si no fuera por la hediondera Ángel bien podría haber pensado que vivió una extensión de la pesadilla. Volvió al baño, recogió la cadena y se sintió satisfecho por haber ayudado con un consejo. “Soy todo un mecenas, le di una espada cara traída de España”, se dijo, ufano por su buena obra del día, y empezó a pensar qué haría para celebrar. Era la tarde de un viernes.

El andrajoso pero aún pedante individuo decidió aceptar su destino. Con paso lento entró a la iglesia para buscar dónde podría pasar inadvertido hasta la madrugada del sábado. Pero nomás se acomodó en una banca volvieron el tinitus y sus horribles secuelas, se tapó las orejas con las manos y para su fortuna durmió.

Cuando abrió los ojos vio la cara de un indigente que gesticulaba sin cesar. Era tarde y el hombre le aconsejaba no pasar la noche dentro, “cuentan que espantan, que espantan horrible en la madrugada cuando nadie acudirá en tu ayuda aunque grités. Varios, por el miedo, han amanecido muertos, desangrados”. El tipo se fue porque alguien apagaba las luces. “Las sombras evitan que otros me vean y me desprecien. Pero hoy, hoy es el fin. Al fin viene la noche con su paz eterna”.

Acostado sobre el suelo entre una banca y otra logró esconderse. Cuando el sacristán cerró tras sí una puerta interior un silencio
obsceno se apoderó del templo. Apenas eran las ocho de la noche. “Comeré la última ración”, se dijo. Tomó un último resto crudo de corazón de vaca y lo saboreó como si fuera la mejor vianda del mundo. Decidió permanecer sentado pero volvió a perder el sentido.

El reloj del altar sonó las dos. Un siseo sordo, bajo, despertó al pobre hombre. Percibió a la oscuridad sobrecogedora y por primera vez en meses sintió miedo. Sabía que algo reptaba cerca y que lo rodeaba para cazarlo. No tardó en sentirse paralizado, mudo y frío. “La muerte se acerca, me ahorra el trabajo”, pensó. Cuando calló el siseo Melissa apareció frente a él, con su luz verde, su hedor y su desprecio. Sintió cuando le quitaba el gladius para blandirlo, elevarlo y dejarlo caer. Antes de que el filo se hundiera en sus carnes quiso gritar, pedir clemencia y llorar, pero habría sido inútil porque de un tajo aquel despiadado alcaudón* le cercenó un brazo y después el otro.

El dolor lo hizo volver a la realidad. Entonces comprendió: quien reptaba era él, para huir, seguido por los pasos silenciosos de su impávido verdugo. Un relámpago le permitió ver que se arrastraba hacia el Sagrario. Viejos textos, jeroglíficos, fragmentos cuneiformes, runas y hasta ideogramas chinos y japoneses danzaban frenéticos en su mente. Pero cuando intentaba fijarse en alguno para iniciar un rito de protección se le convertían en grotescas caricaturas de rostros deformes, burlones e insultativos, espetando chistes de doble sentido.

Cuando alcanzó al comulgatorio, empujándose con las rodillas y las puntas de los zapatos, logró hincarse para suplicar. Mientras Melissa levantaba el arma para ablarle con sumo placer una de las piernas recordó al Necronomicón. Allí había leído que cuando se desatan las peores potencias, las que ningún conjuro puede contener, el único recurso es defenderse con una oración cristiana (no se atrevió a nombrarla). Extenuado agotó sus últimas energías para empezar a musitar, “Pater noster, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum...”, pero no llegó al final del rezo porque se desvaneció. Ya no escuchó cuando Melissa, con voz dulce pero despectiva, le dijo, “que te valga tu latín”.

A las cuatro y media de la madrugada un sacristán, blanco como fantasma, despertó al cura. “¿Qué te asusta tanto, no crees que ya lo hemos visto todo?”, le preguntó el docto teólogo jesuita, sin voltear a verlo. “Padre, padre, otro indigente troceado apareció en la iglesia, pero no le cortaron la cabeza, está vivo y no para de murmurar, tal vez porque ya se va a morir”.
*El Alcaudón (Lanius sp), es un ave de vistoso aspecto, de pico ganchudo y comportamiento similar al de un halcón, común en España y en extinción en Gran Bretaña. Para algunos naturalistas es como una rapaz dentro del grupo de los paseriformes. Es de hábitos predatorios y suele cazar a otros pájaros, como jilgueros; o a pequeños roedores, como al ratón de campo. Una costumbre típica del alcaudón es insertar a sus victimas en espinas a modo de pequeñas despensas a las cuales acudirá en caso de necesidad (texto tomado de, Alcaudón, publicado en la Wikipedia).

Foto: Lanius senator, L 1758, tomada del sitio web,
Alcaudón Común.

Links relacionados: Vae Victis, Melissa I; Liminis Abyssi, Melissa III; Non Omnis Moriar, Melissa Epílogo; Secta, Melissa 0.

Sunday, September 11, 2005

Tarde bajo el puente

A veces pienso en ti
A veces te recuerdo
A veces siento cerca tu aroma
A veces tu calor
A veces tu sentimiento

La tarde languidece
A los lados del puente se encienden las luces
La tarde está quieta
No escucho ruido
No hay movimiento
Pero mi ser se agita
Pide, necesita

Te llamo
Te quiero ver
Te quiero sentir
Pero no te encuentro

Y deambulo por el puente
Veo a la vacía cúpula del cielo
Veo al gris plano del piso
Clamo a los árboles
A la grama y a las flores
Pero solo lejanos grillos me contestan

Mas allá, el silencio
Y mas acá, sólo yo y la soledad

A veces pienso en ti
A veces te recuerdo

Pero cada vez menos

Avenida Castellana, 31/12/2002.
Imagen, portada de Wonder Woman # 72, por Brian Bolland.

Wednesday, September 07, 2005

La Directora de Torneos más sexy del mundo...

Ni tengo idea, ni me importa encontrar la causa. De vez en cuando sufro de un extraño síndrome cuyo tema central es un déjà vu, o promnesia, que viene siempre después de las 7 de la noche. No entiendo qué lo desata pero su nota principal me hace sentir nostalgia por la década de los 90. Vuelven Nirvana con Smells like teen spirit; la Alicia Silverstone de los videos de Aerosmith; el Black Hole Sun de Soundgarden; el uniformito de Britney, el coleccionismo de tarjetas de arte fantástico; Testament, una retrospectiva sobre Frazetta; mi amiga, El Monstruo, sentada en el Café Oro con su morralito adosado al lado de la silla; la música de Sapiens; Cucas, de Astaroth; Jorge y yo, en la casa de Danilo Fuentes, en un interminable triálogo sobre la música; mi sobrinita Andrea y su llanto nocturno, destructor de mi dogma pascualiano; mi Ex en su mejor momento; CEAR, Informaciones y el fantasma de Crónica; Anibal y su porción completa de comida china; Super Weider II; Doom merodeando por Compulandia; Jorge, “el Club” y Júpiter, en Próceres; ¿Y dónde jugarán las niñas? y Nookie; los Brujos de la Costa (Wizards of the Coast) y Magic the Gathering; Savannah y Brittany O’Connell; marcar cero para llamar a un celular; Age of Apocalypse, Marvel 95, Duke Nukem, Lara Croft, SimCity, Dragon Ball y Mortal Kombat; Intel i486 DX4 de 100 Mhz; Windows 95; Mario Soto explotado en Macdonalds; Indira y Fausto; la Pelona y sus negocios y, entre otro millardo de recuerdos más (como el de un vino italiano que me noqueó en la casa de mi amigo Alejandro y a éste inquiriendo por qué me gustaba Green Day); el deseo insatisfecho por encontrar la música que Scott Vladimir Licina le compuso a ciertos cómics de Lady Death. Cuando buscaba con ahínco ese CD, surfeando los pocos intestinos del ciberespacio en donde podría quedar algún remanente de información sobre él, antes de su eventual expulsión por algún recto virtual, una espiral voraginosa me llevó hasta sitios como el del Gothic Chess y a su increíble Directora de Torneos, la barbiesca Alexis Skye. Alentador encuentro: ¿desde cuándo, que yo sepa, una mujer como ella es directora en un juego asociado con rostros adustos, de gente aburrida, alejada del mundanal rüido? Claro que se trata de una excelente estrategia de mercadeo: Basta con leer que mide 1.94 metros, sin tacones, pero que le encanta ponérselos, y que le resulta difícil acomodar sus piernas, de un metro de largo, debajo de las mesas cuando se sienta a jugar. Pero eso también es alentador porque, ¿desde cuándo vale la pena vender un juego ciencia? A veces parece que algún gene noble se activa en la especie. Mientras, como en el Tercer Milenio ya no es fashion compulsar los catálogos impresos, seguiré mi tal vez inútil búsqueda virtual por aquellas piezas de Licina, sin las cuales quedaría incompleta mi colección de recuerdos de esa ficticia Señora de la Muerte.

Para alargar más esta nota me escudo en una cita que
Borges atribuyó a Swedenborg, “me disculparás esta añadidura, justificada por la necesidad de llenar la hoja...”. Ya el gran campeón cubano José Raúl Capablanca había sugerido una variación del Ajedrez para evitar que las partidas terminen con frecuencia en empate: un tablero de 10 por 8 escaques, 80 en total (en vez del tradicional de 8 por 8, 64 máximos). Si tal propuesta suena herética a los puristas, vale la pena recordarles que el juego, como lo conocemos ahora, es el resultado de cambios sufridos a lo largo de siglos y que sus variaciones, que son legión, tienen su propia y venerable trayectoria. Recuerdo que a finales de los 60, mi amigo Rodrigo y yo nos preguntábamos cuáles serían las reglas de un ajedrez tridimensional anunciado en el catálogo de la Edmund Scientific Corporation. Por supuesto la idea de Capablanca nunca alcanzó al mainstream manejado por la Fédération Internationale des Échecs, o FIDE, pero se quedó en alguna bodega cultural de donde la rescataron los creadores del Gothic Chess quienes lo impulsan con el entusiasmo de un Bill Gates, después de modificarlo con dos piezas extra, una llamada canciller, combinación de caballo y torre, y la otra, el arzobispo, mezcla de caballo y alfil.

A Lilian Tejada, porque, iluminada por el alba de la década de los 80, quiso patentar un tablero esférico.
Foto: Alexis Skye, del sitio web de la Gothic Chess Federation.

Sunday, August 28, 2005

Nego ad maiorem... (despecho de invierno)

Daría cualquier cosa
—Veinte años de mi vida
Por ponerte una mano encima
Por tocar tus senos sonrientes
Por sentir tus nalgas que yo quiero ardientes
—Aunque sea un instante
Quisiera aspirar el vello de tu vientre
Rozar tus labios con los míos
Suaveme
nte, con pasión, con dulzura
Amaría perfumarme con tu aroma
Sentir la brizna de tu cabello caer sobre mi cara
Hundir mi rostro en tu entrepierna
Y quedarme allí, eternamente...
Pero no soy tu elegido
Soy tu basura
Si Dios existiera
Si hubiera Diosa de la Luna
Habría sido mío tu cuerpo
Me habrías entregado el alma
Como no fue posible
Maldigo mis oraciones
mis súplicas
mis llantos
mis gritos desesperados
Ni Dios ni la Luna existen:
Y si existen
Están sordos
me desprecian
o me odian

Ilustración, Lady Death según Steven Hughes (+), 1996.

Saturday, August 27, 2005

Adiós a Robert Moog (1934-2005)

Los avatares de la Tecnología guardarán en el Ciberespacio la eterna memoria de Robert Moog, creador del primer sintetizador funcional, su obra maestra, con el que cambió para siempre el ciclo de entrada, proceso y salida para los compositores. Desde sus inicios profesionales este físico e ingeniero fue el mago del theremin, instrumento con el que cerró, después, el productivo bucle de su vida. A Moog y a la más ferviente popularizadora de su instrumento, Wendy Carlos (de Switched on Bach), les debo algunas de las mejores horas de mi vida. Adios, Bob, y gracias, nos vemos en la Red.
Foto:
Moogmusic.

Friday, August 26, 2005

Genealogía

...no ha sido cancelado el saldo correspondiente, y que ha prescrito el periodo de gracia dispuesto por las regulaciones de la Superintendencia de Bancos, en lo que a cajillas de seguridad se refiere. En tal virtud se procedió hoy, veinte de diciembre de mil novecientos noventa y tres, a vaciar el contenido de la cajilla de seguridad numero cero guión treinta, 0-30, ubicada en este banco, encontrándose dentro de ella un puñal en su estuche, acompañado por la siguiente nota escrita por su propietario.

“El arma blanca contenida en esta caja posee una hoja de acero con empuñadura de madera. En uno de los cantos de la hoja se aprecian las letras 'PRM' inscritas dentro de un óvalo; el otro no presenta señas notables salvo las raeduras que aparecen con el uso.

Es evidente que se trata de una imitación, pues la fábrica -ya desaparecida-, a la cual en todo caso habría correspondido el ovalado sello, no acostumbraba grabar sus productos. En su lugar, solía colocar un número de serie a fin de registrar el objeto.

La madera con aplicaciones que luce en su empuñadura es, a todas luces, de tosca manufactura casera. Se trata, pues, de un objeto común, cuyo valor intrínseco podría considerarse como sumamente bajo.

Con base a lo anterior, cabe citar la relación escrita por el último de sus propietarios, Pascual Pérez. El día que me lo dio aseguró que a sus propietarios este puñal les "trae suerte".

La historia se inicia con un tal César Lopez, originario de Asunción Mita, Jutiapa. Éste, auxiliado por el arma en cuestión, habría eliminado a Domingo Manuel, por una disputa de tierras. A los años, López encontraría su muerte a manos de unos asaltantes de caminos. Para entonces, el puñal quedó en propiedad de uno de sus herederos quien, a su vez, pero por razones de caracter pasional, degollaría a su segunda esposa, huyendo luego con rumbo desconocido. El arma fue recogida por la Policía; el caso, remitido al Ministerio Público y el puñal acabaría en manos, nadie sabe cómo, de un juez de instrucción.

Este nuevo propietario también habría hecho lo suyo con el objeto punzocortante: circunstancias de honor lo obligaron a defender la reputación de su esposa, por lo que más tarde huiría, también, bajo acusación de asesinato.

Se observa un periodo considerable en el cual no se hallan referencias ni del paradero, ni del uso destinado al arma. Apareció como prenda empeñada en una cantina de mala muerte, donde una de las meseras del tugurio, aprovechando la borrachera de un cliente lo habría apuñalado por la espalda. "Tenia que vengarme de ese maldito", declaró más tarde.

Un hermano del occiso mató a la asesina y guardó el cuchillo como recuerdo. Pero el propio objeto de recuerdo sería el que le mataría -meses después- a manos de su propia esposa. En este caso, se habría tratado de celos, supuestamente infundados. El caso nunca llegó a los tribunales.

Crisóstomo Ruán Chile -alias Caquita- sería el siguiente dueño. Ladrón de oficio, asaltante ocasional y también cristalero. Se dice que una noche, deambulando solo y borracho, quiso ponerle a un transeunte apellidado Chavarría "que ya se veia ruco". Pero el ruco portaba arma de fuego y se defendió de Ruán disparándole. La bala, calibre .38, dejaría orificio de salida en el parietal izquierdo.

Chavarría tomaría el puñal como trofeo de guerra. Pero, por cautela, decidió bendecirlo. El cura a quien buscó le negó la bendición al arma y, además, se la quitó a Chavarría, guardándola en la gaveta de una mesita de su casa parroquial. Una vez más, el nefasto objeto fue empeñado, esta vez por el sacristán de la iglesia, quien nunca lo rescató de la casa de empeños.

La casa de empeños vendió el arma a precio reducido -de esta transacción sí quedó papelería-, a un agente de la Policía Nacional, quien se encontraba a punto de retiro. Éste regaló el arma a Carlos Duarte, un propietario de ruletero.

Duarte, borracho -para variar-, al manipular el puñal con fanfarronería se causó heridas graves en una mano y en el muslo derecho. Asustado, lo regaló al Pérez arriba mencionado quien, después de la minuciosa investigación que permitió escribir esta relación, me lo obsequió.

Dejo el arma en su caja, junto con esta nota, en una cajilla de seguridad bancaria, motivado por razones morales pues resulta bastante cierto que, siguiendo el tiempo su decurso, tan malhadado objeto caería de nuevo en manos inciertas para volver a las calles con su horripilante bagage de muerte y tristeza. Así, el arma sería protagonista de otra historia de todos los dias. A pesar de tratarse de una falsificación es innegable su eficacia y, por su historia, es un auténtico objeto de colección.

Si algún día se abre esta cajilla, suplico a quienes lean esta nota destruir el puñal, la caja y la presente".

No habiendo sido posible localizar legítimos herederos del señor propietario y dado que la nota citada carece de calidad testamentaria, se procede conforme a lo dispuesto en la ley de la materia y se ofrece el contenido de la cajilla en pública subasta. El infrascrito notario, de lo expuesto, DOY FE.

Publicado en la página 23 del diario La Republica, el lunes 20 de diciembre de 1993.
Versión urtext, sin editar, publicado en Mis inséctos son ángeles,
Letra Negra Editores, Guatemala, 2002. ISBN 99922-42-17-5. Foto: “Himmler”, tomada del sitio web, German Daggers.

Tuesday, August 23, 2005

El descaro de Robertson

El teleevangelista y fallido aspirante a la candidatura para optar a ser Presidente de Estados Unidos, Pat Robertson (Lexington, Virgina, 1930), fundador y CEO del 700 Million Club, aparte de otra decena de organizaciones más, clamó para que Hugo Chávez, Presidente de Venezuela, sea asesinado por agentes secretos estadounidenses. Así, según su discurso, Estados Unidos salvará miles de vidas y se ahorrará dinero, porque se evitará una guerra contra un presidente que es “un enorme peligro para nostros”. Según Robertson, Venezuela (y su petróleo, léase) está en una zona que directamente afecta a los intereses de Washington.

Se cuenta que cuando el general Patton le ordenó a uno de sus capellanes que escribiera una oración para suplicar apoyo divino y así ganar una compaña contra los nazis, el religioso le recordó que no se puede pedir por la muerte de un hombre. Robertson, invocando hoy la Doctrina Monroe, en cambio, asume un papel absurdo, anacrónico y estúpido. El del anciano que prodiga sus consejos bajo la supuesta égida de la iluminación divina. Desde tiempo inmemorial se ha clamado a un ser superior para combatir al enemigo. Lo hicieron asirios, babilonios, griegos y romanos y también judíos. La iglesia medieval utilizó el nombre de Dios para decretar la peores masacres. Aun hoy el mundo sigue luchas justificadas por inspiración divina.

Conociendo la trayectoria del teleevangelista, innecesaria de exponer acá porque abundan notas sobre ella en la
Red, cabe preguntarse a qué intereses sirve este personaje mendaz, varias veces galardonado por las más fundamentalistas creencias y posturas políticas, entre ellas la Zionist Organization of America. ¿Será simplemente una boutade estúpida o será que el señor de la palabra ya se desvergonzó y se publica, para quienes puedan leer entre líneas, como un vil testaferro de los señores de la guerra?

La respuesta es compleja, aunque tal vez sea innecesario encontrarla. Podría bastar con pintarlo como a un viejo fundamentalista, parte de una corriente, contraparte de la que George W. Bush ha jurado destruir, para preservar la paz del mundo y a sus libertades básicas, en Oriente.

Pero, sin supuestas conspiraciones contra Chávez, el solo pedido de Robertson lo revela como a un hombre duro, impío y aetíco. Un cuadro nada nuevo para un zorro más que viejo en el arte de la impostura, la manipulación y el escándalo. La imagen ideal que ha querido vender, con mayor o menor éxito, finalmente se ha fundido con la verdadera, la que descubre a un negociante de esa Palabra que él, y miles más como él, nos quieren vender como la Verdad. Me temo, con tristeza, que siempre habrá quién le compre ese producto, por maltrecha y endeble que sea su calidad.

“El 24 de agosto de 2005 el teleevangelista “clarificó” su solicitud de asesinato.

Give me four clear days so that my planes can fly, so that my fighter-bombers can bomb and strafe, so that my reconnaissance may pick out targets for my magnificent artillery. Give me four days of sunshine to dry this blasted mud, so that my tanks may roll, so that ammunition and rations may be taken to my hungry, ill-equipped infantry. I need these four days to send von Rundstedt and his godless army to their Valhalla. I am sick of this unnecessary butchery of American youth, and in exchange for four days of fighting weather, I will deliver You enough Krauts to keep your bookkeepers months behind in their work. Amen”. Fragmento de la oración que el general Patton escribió en la Fundación Pescatore, Luxemburgo, el 23 de diciembre de 1944, según este sitio.

Foto: Adrian Barnett, 1998.

Sunday, August 07, 2005

Vae Victis, Melissa I

Serían las once de la noche cuando Luis me dejó frente a mi casa. Introduje la llave pero no abrí la puerta porque preferí perseguir alguna aventura nocturna.
Me apresuré sobre la acera hasta dar con un pequeño antro rockero. Un letrero escrito a mano anunciaba alimentos preparados y cervezas. Ordené una soda light y un emparedado de carne con frijol.

Dos chicas se acercaron, me llamaron por mi nombre y afirmaron ser amigas de un amigo común: Ángel, un satanista, poeta, escritor, fan, buscador de secretos, esoterismos y cábalas. La más alta dijo llamarse Melissa, no le creí pero acepté su impostura. La menuda calló, observaba la escena con frialdad y con un mohín de sorna. “Siéntense, me gustan las damas interesantes”, les afirmé. “Y guapas”, acotó Melissa, con un ademán para señalar su cuerpo, un poquito pasado de peso pero delicioso.

“Me han dicho que sos todo un maestro en la Magick de Crowley, que en el pasado realizaste portentos y que el Tarot canta en tus manos”, continuó con fingido desgano, casi antes de sentarse. Su mirada era inquisitiva y su metalenguaje recordaba a un maestro cuando reta a su alumno en un examen final.

“Nadie lo es en Crowley, sólo él conocía sus recovecos y sin ellos su magia se convierte en un laberinto sin entrada ni salida”, respondí a la defensiva.

“Qué humilde el nene”, dijo la otra, “y qué falso, porque sabemos de tu capacidad para mentir”. Su voz aguda denotaba a un interrogador experto. De allí seguimos una especie de juego del gato y el ratón que me sofocaba y me hacía sentir acorralado.

De pronto ya no podía escuchar porque la música de fondo me había ensordecido. La voz de Melissa era aterciopelada, pero su rostro adquirió un leve resplandor verdoso, sus ojos se enrojecieron y su aliento se hizo tan fétido como el hedor de una cloaca callejera.

Estaba mareado, tenía cosquilleos en los pies y la música se distorsionaba. Pensé que la luz tenue y el ambiente contaminado me tenían así, además, sentía sueño. Melissa notó mi cansancio. Tal vez para retenerme preguntó si con la magia sexual se podría dominar a la pareja, mientras asía a su amiga por el cuello y la besaba con obscenidad. No recuerdo si respondí, creo que sufrí un blackout.

Cuando desperté estaba sobre mi cama, vestido, con náusea, adolorido y sufría una rinitis terrible, habían transcurrido dos días desde aquella noche y horas después de levantarme no superaba la modorra.

Un día más tarde me apareció una mancha roja en la parte izquierda de la nuca, “debe ser un hickey”, pensé para confortarme.

El primer síntoma de un creciente mal se declaró cuando los comentarios en doble sentido me empezaron a irritar hasta parecerme burdos abusos. Seguido, perdí contacto con la gente, el sentido del humor, el hambre y el deseo sexual. Me repugnó la luz solar y durante la noche la mancha, sin abrirse, supuraba con un olor nauseabundo.

Mis pesadillas, regulares desde la infancia, se convirtieron en sueños lúcidos en los que me veía comiendo cadáveres de santos o profanando sus reliquias. Durante el día me torturaba un tinitus que me obligaba a cubrir las orejas con las manos. No era raro despertar con un canto gregoriano clavado dentro del cráneo, pero si lo atendía se convertía en voces soeces que proferían insultos y groserías. Cuando era intenso, provocaba fosfenos y las caras se deshacían en muecas horrorosas.

En vez de lascivia sentía hambre por las mujeres, las olía, pero su olor no motivaba deseo, sino hambre, hambre por engullirlas. No sabía ni cómo ni porqué. Así pasé seis meses. Estaba demacrado, exhausto, me desmayaba y por los vómitos continuos me creí de vuelta a la bulimia y a la anorexia.

Comía poco, exclusivamente carne. Alimentos como las entrañas de vacas y cerdos, siempre repugnantes, se convirtieron en manjares exquisitos, mejor si estaban crudos, sin la menor elaboración. Descubrí que beber sangre bovina me hacía sentír mejor durante lapsos breves, así que me convertí en una especie de indigente de los rastros.

Un día, en un sueño, vi a Filipo II de Macedonia decapitando a una prostituta llamada Melissa y desperté llorando. Entonces consulté al Tarot: Ella era la clave de mi situación. Ya no tenía dinero porque había perdido el trabajo.

La incoherencia se apoderaba de mí y la gente, hasta mi vieja gata de 15 años, evitaba mi compañía. La vida se convirtió en episodios de asco, fotofobia y pesadillas diurnas y nocturnas cuyo marco era la obsesión por Melissa, mi único objeto sexual. En mis fantasías me deleitaba degradándola en escenas de vileza escatológica en las que campeaban el sexo anal y el sadomasoquismo.

Me había convertido en un servil instrumento de la Gran Prostituta de Babilonia, una voz me lo reprochaba día y noche. Debía satisfacer mi obsesión o me hundiría en la locura. Entonces decidí encontrarla: le asigné el papel de mi salvadora, del ángel que me sacaría de aquél abismo, porque los medicastros del Seguro Social se limitaron a diagnosticar una “reacción alérgica atípica agravada por una extrema somatización por tendencia a la hipocondría”.

Fatigué calles, callejones, cantinas y lupanares pero sin éxito. Busqué la ayuda del satanista. Nos encontramos en un mercado y al verme me aconsejó el suicidio, “si es que alguna dignidad te queda”. Aún así intercedió por mi y logró concertar un encuentro entre ella y yo. Fue de noche frente a uno de esos hoteluchos que ofrecen “agua caliente, cable y servicio las 24 horas”. Esperé con angustia, el barrio no era malo, pero era rojo y estaba desierto.

Por fin llegó mi Diosa en un Jaguar último modelo. Bajó la ventanilla pero no apagó el motor. Me habló sin dirigirme la mirada, con los ojos cubiertos por anteojos oscuros. Lucía elegante y olía a perfume. No sentí hambre por ella, sino reverencia. Ante su belleza y perfección me sentí inmundo y mis fantasías me parecieron venganzas impotentes, despechos pueriles. “Das asco y pena”, sentenció con voz ronca y rudeza. “No quiero tenerte cerca, nunca creí en una transformación fallida, sabía de ellas pero las consideraba supersticiones medievales, cuentos chinos. En realidad, te mordí sin querer, sin pensar. Acabá con tu miseria, sólo tenés que comulgar, pero en tu asqueroso estado te bastará con entrar en una iglesia”. También sugirió que el suicidio, “podría ser una solución”. Subió la luneta, aceleró y se fue.

Quise gritar para que escuchara mi súplica pero un dolor no me dejó. Mientras, otro blackout se apoderaba de mí.
After King Diamond. Foto: DarkOperator, 2005.
Links relacionados: Phlegon de Mirabilibus, Melissa II; Liminis Abyssi, Melissa III; Non Omnis Moriar, Melissa Epílogo; Secta, Melissa 0.

Wednesday, August 03, 2005

La Dj Paulina Cewe

Recién terminado el día laboral me reuní con Julieta, la fotógrafa de nuestro departamento, para entrevistar a Paulina Cewe (pronunciado ceve), Dj sueca de muy buen ver quien llegó a Guatemala invitada por electronik.net para que el público disfrutara de sus mezclas. Progressive, techno, trance, psycho y fullon, según dijo Alejandro Letrán, son sus estilos favoritos. Ella agregó al dark y al technohouse. En Casa del Águila el ambiente estaba animado, la gente de Canal Antigua la rodeaba con cámaras, luces y acción. Llegó nuestro turno y tuvimos que utilizar el local de la fotógrafa Fiorella Perini porque no conseguimos una extensión para conectar las luces en exteriores. Mientras Julieta preparaba el escenario acometí la entrevista. Como me sucede siempre ante una mujer bella, perdí la voz y actué como idiota. Así que empecé con una pregunta de 10 puntos de IQ: Is there a life mixing music? Paulina agitó los brazos para enfatizar su respuesta afirmativa. Es más, definió al movimiento electrónico como a una cultura, con su moda, estilo de vida, valores y sistema de creencias, que ya ha hundido raíces, sobre todo en Europa. Conforme se desarrolló el encuentro se fue descubriendo una mujer intensa, inteligente, de mirada penetrante e inquisitiva que, a pesar de contar tan solo 26 años, posee una profundidad interesante. Desde un lado dark bien delimitado hasta sus estudios de medicina, durante dos años y medio, que revelan su interés por la ciencia. Tomó clases de piano desde los cuatro años, a instancias de su madre, quien, al igual que ella, es vocalista. "Es una fuerza importante en mi vida", afirma, "porque me insta a seguir en el sendero del arte". Quizá el acierto más interesante de la Dj es no caber en ese conjunto de mezcladores, como P. Diddy, calificados por MTv como representantes de la cultura del copy y paste. En vez prefiere ser creadora, partir de una tabvla rasa. Para empezar una composición la canta, la define con la voz. Además, fascinada como está por los sonidos, realiza incursiones urbanas, grabadora en mano, para registrar los ruidos del entorno, los cuales le servirán para redondear sus obras. Después agrega beats o ritmos y no es sino hasta el final que se vale de la tecnología electrónica para terminar sus creaciones. Entre sus influjos está Chopin, porque existe una conexión emocional con él, puesto que su madre es polaca como el compositor. También Bach y Orff. Pero también el Dark Metal, el sueco por supuesto, se entreteje en sus mezclas finales. Hay estilos como el house "que se compone en cinco minutos", comenta, "pero otros requieren elaboración, para ellos me inspiro en varias fuentes, como la narrativa y la música y este género es uno de ellos". Paulina considera que su sexo no implica nada en su profesión, pero cuenta que en Suecia, como en otras partes, a la mujer se le relega a un segundo plano, a pesar de ser un país del Primer Mundo. "¿Qué te llevas de Guatemala?", "me gustó la marimba, el país es incríble y estar acá fue una experiencia. Al principio sentí miedo, lo veía distante porque no sabía nada de él y, de hecho, me tomó 24 horas arribar. De ellas, diez fueron de espera en Nueva York, a donde llegué procedente de Estocolmo, porque customs (aduanas) tardó tanto en realizar el registro personal de los viajeros que perdí mi conexión en el aeropuerto. Así que debí esperar cinco más para abordar otro avión. Me gusta estar en control, enfrentar retos y sentirme feliz. Si mi música logra transmitir esos sentimientos, lo he logrado", dice esta artista que se autodefine como de múltiples intereses, aunque, por el momento, la lectura no sea el más fuerte de ellos.
Paulina, también se llama gen6. Foto por Julieta Ordóñez.

Thursday, July 21, 2005

farAwell

Llegaste de noche
Saliste de un pozo
Tomaste mi espíritu
Inundaste mis sentidos
Toqué tu aroma
Sentí tu imagen
Perspiré tu sabor
Escuché tu dulzura
Te sentí, te tuve
Cuando juntos fuimos astros
fuimos la verdad
la verdad de una gran mentira
de un gran sueño
de una gran impostura
Sólo eres onírica
Simbólica
De mi vana esperanza
por locura carnal
por desenfrenar lo prohibido
por arrastrarme en el lodo
por sublimar las cloacas
que destapo en mis sueños
Hoy desperté para siempre
Hoy descubrí para siempre
que sólo sueño
con una muñeca
con un maniquí
con un reflejo
De todas las deformidades
Que engendra mi alma
Farawell
Farawell
Farawell
Forever...

Thursday, July 14, 2005

El grito (2002)

Me volteo sobre la cama con pesadez. Otro día, ya salió el Sol precedido por su Gloria y su Aurora. Ojalá no vaya hoy a la oficina, sobre todo al medio día, cuando siento el calor y los rayos del viejo dios como una bofetada a la cara, propinada para recordarme cuán vivo estoy, sin esperanza de encotrar pronto la muerte.

En la pared veo una cucaracha grande. Balancea su cabeza mientras se limpia una antena con las mandíbulas -¿eras tu quien aleteaba? Gracias por venir, al fin de cuentas, ¿cuál podría ser la diferencia entre el rumor de tus alas y las un ángel? La atrapo y la dejo en el terrario, para alimento de los escorpiones.

Pasan los días y las noches. Los días con su luz dañina y calenturienta. Las noches, con su fresca invitación a explorar los entresijos de la sexualidad hasta alcanzar el clímax y el sueño para adormecer el cerebro y hacerme sentir más cerca de ignotos dioses enterrados otrora con grosería por la cristiandad.

Una noche, ese placer más allá del rito se interrumpe con rudeza. Escucho un chillido discordante, parecido al canto de un grillo, pero sordo y poco eufónico. Tras varias noches de vigilia, por fin descubro su origen: es la cucaracha, que asoma la cabeza fuera del terrario. Los escorpiones, en el fondo, parecen ignorarla, incluso, creo, la desprecian. Ella sube para gritar, para despertarme y volverme a la realidad.

Cuando medito sobre el asunto, empiezo a saber. El blatélido quiere decirme algo. Al interrumpir mi sueño provoca un contraste para hacerme conscientes los profundos abismos de la psique. Pero ahí no se detiene el proceso. Un día, del negro fondo de mi sueño surge un destello intenso, blanco, enceguecedor, sin ruido. A mi mente viene la imagen de un vacío ocupado por el rostro de la cucaracha. Lo sé, ese vacío es hijo de la odiosa matriz de mis anteriores sueños. Ningún esfuerzo me distrae, la escena no se borra. Al principio parece una fotografía. Con el paso de las noches cobra vida poco a poco. Primero, unos apéndices pequeños cercanos a las antenas son los únicos dotados de movilidad -como si la cucaracha buscara recibir una señal, un indicio. Después, el insecto extiende sus élitros y la escena vuelve a quedar estática.


Con afán agoto las horas frente al CRT. Los MathCad no me ayudan y abandono una idea descabellada fraguada por culpa de mis dudas: según yo, los pulsos de los apéndices transmiten un código. Si lo descifro habré puesto el pie sobre el primer peldaño de la escalera hacia un nuevo estado de conciencia, para alcanzar la plenitud y confundirme con la Diosa.

Pasan los meses. Harto finalmente, agobiado por pésimas y chapucera intentonas esteganográficas, quiero olvidarme de todo. Para celebrar mi atinada decisión, acompañado por la estridencia del rock metalero, decido darle un beso profundo a un exquisito puro de cannabis. En cuanto el alcaloide hace su efecto, aparece de nuevo la cara de la cucaracha pero ahora, gracias a la conciencia potenciada y a los prejuicios disminuidos, entiendo finalmente. Ya estoy en el primer peldaño. En silencio, la cucaracha me invita a explorar el sexo con ella, a transgredir los últimos tabués para ayudarme a dar un paso al más allá, porque esa será la única forma, ahora sé, de subir al segundo peldaño de la escalera. La cucaracha es una guía, un vector, hacia la liberación.

Versión urtext, sin editar, de El reclamo de la cucaracha, publicado en Mis inséctos son ángeles,
Letra Negra Editores, Guatemala, 2002. ISBN 99922-42-17-5. Foto: Blatella galactica, 2004.

Monday, July 11, 2005

Sunspider

Completé la invocación. Apagué las velas y cerré la Pequeña Clavícula. La luz tenue, el aroma del incienso indio, la transparencia de la atmósfera, el canto gregoriano y la incertidumbre, común después de una ceremonia, sobre si lo visto y oído serían ciertos, me inspiraron un Déjà Vu intenso. -En fin-, me dije, -ya veremos si funciona-.

Un movimiento visto de reojo me hizo desviar la mirada. Fijé la vista y allí estaba, casi la había olvidado. Era un escorpión de viento, una hembra, que amaneció un día sobre mi almohada. Cuando la tomé con la mano izquierda, me dejó un indeseable recuerdo, -caca de araña- pensé, inofensiva.

Sentí modorra, eran las 11 de la noche. Alguna idiotez en la televisión fungió como un golpe en la sien y perdí la conciencia. Un manto negro me envolvió para fundirme con un todo imaginario. El descanso era total, pero no por mucho. Un ruido lejano y un chillido me despertaron.

Siguieron murmullos, cantos sordos y destellos. Me escrutaban. Rostros horrorosos se detenían cerca de mí por largo rato. Quería gritar, huir de aquellas caras y del miedo, un miedo sin razón, pero sólo conseguía hundirme de nuevo en la vacuidad del manto negro.

Quise erguirme pero no pude, sentía como si un puño gigante apresara mi cuerpo. Jadeaba, tenía el estómago hundido, los brazos y piernas como piedras y los párpados cosidos. Además, un zumbido reventaba mis oídos.

Tampoco podía hablar, no sentía la lengua y tenía muy alta la temperatura. Un olor nauseabundo me desesperaba. Empecé a rezar y por respuesta obtenía la visión deforme, sardónica y caricaturesca de la diosa Bast.

El olor me hizo vomitar. Abrí los ojos y me felicité por sobrevivir a semejante pesadilla. Volví a dormir, pero con luz. Al día siguiente, mientras me duchaba, me pareció jocoso, por infantil, el miedo que había sentido.

El agua fría me provocó escalofríos que me hicieron perder el equilibrio. Mientras caía, pensaba, -tal vez no fue caca, sino ponzoña-, pero recordaba que esa especie no posee glándulas venenosas.

El terror volvió. El agua me golpeaba con gotitas, al principio, y con martillos después. De nuevo la parálisis, el olor y la náusea. Ahora deseaba vomitar para despertar como la vez anterior. El agua me llegaba hasta la cara porque al caer había tapado la reposadera. Por fin, el vómito salvador. Quedé en la oscuridad -voy a seguir durmiendo-, pensé.

Ahora estaba en una sala. La escorpiona, encerrada en una caja transparente, me veía con la cabeza levantada, posición que estimé imposible para ella. -Sí puedo-, me dijo. Sentí alegría, no cualquiera habla con un arácnido. -Lástima-, me dije, -hubiera preferido abejas o escorpiones de verdad-, supongo que saben más.

Es obvio que el animal era capaz de leer la mente, porque movió la cabeza de un lado al otro. -Sé todo lo que saben ellos, lo mío y más aún. Puedo hacer cosas inimaginables para ti: mira, levanto la tapa y eso, tú, no lo puedes hacer-.

La conversación se alargaba pero la luz se apagó. Volvieron el frío, el olor nauseabundo y ahora faltaba el aire. -La araña tiene la respuesta-, me dije. La visualicé en mi mente. Apareció luminosa, radiante. Sólo dijo, -gestalt-.

-Eso es, debo completar el diálogo-. A pesar de la parálisis y un dolor intolerable volví a la sala en mi imaginación. -Mira-, me dijo, -puedo levantar la tapa, tú no-. -Claro que puedo-, le dije, y presioné con todas mis fuerzas, pero era incapaz de mover el techo de la habitación. De pronto lo tenía a centímetros de la cara.

-No te das cuenta-, sentenció la araña, -te enterraron vivo, eso es todo. Pero no importa, dentro de un rato ya van a estar muertos tú y tu pesadilla-. Entonces entendí, no podía gritar porque ya había agotado el aire dentro del ataúd.

A
Robert Bloch. Foto: Sunspider, 2004.

Friday, July 08, 2005

La esperanza en el vano

Son las tres de la mañana
el estudio está aburrido
veo en tus ojos
inmensas orbes transparentes
el reflejo de un alma
vestida de verde intenso
con quietud, sobre el vano de la puerta.
Y tu canto. Y tu canto.
¿A quién cantas?
No son cantos de sirenas
no son rimas obsoletas
son la piel ignota
de un lenguaje Arcano
tal vez maya
tal vez indio
si no etrusco
quizá egipcio
pero ignoto
¿Quién lo sabe?
nadie
-----
Al fin te entiendo
mis oídos
mis ojos
mi intelecto
se han abierto
El humo y el veneno
del cannabis, del ajenjo
me revelan lo que dices:
No cantas a los dioses
ni a las gestas de nosotros
sólo dices,
"ella no es para tí
olvídala
abandónala
húyele
porque ese amar, te va a matar".
Foto: To Elen, 2004.

Wednesday, July 06, 2005

Reflexiones

Fui cobarde,
preferí perderte
Fui mendigo,
acepté tus migajas
Fui pusilánime,
preferí el silencio
Fui tonto,
esperé en vano
Fui iluso,
mantuve la esperanza
Fui débil,
tus golpes fueron alimento
Fui vegetal,
no supe conmoverte
Fui sordo,
no quise oir tu no
Fui mudo,
no pude decírtelo,
Fui ciego,
no me atreví a verte
Fui onanista,
me tocaba yo solo
Fui cojo,
no llevé tu paso
Fui servil,
fuiste mi diosa
Fui mendaz,
te negué el sentimiento
Hoy te lo grito,
Te amé, te amo, te amaré
Pero lástima,
hoy, ya estoy enterrado
Te lo gritan mis cenizas.

Wednesday, June 15, 2005

Segundo ejercicio...

Si ella me hubiera aceptado no estaría, como hoy, arrancándome su amor del alma. Pero se incrustó con enjundia y cada vez que tiro para desprenderlo se adhiere con más fuerza y con ira me golpea hasta dejarme inconsciente. Y eso no es nada porque después, cuando duermo, me provoca pesadillas que empiezan como un idilio en el que me veo en sus brazos, sientiendo sus labios, su olor, la textura de su cabello. La veo desnuda, esplendorosa y escucho su voz diciendo que me ama. Después, para completar su venganza, este amor venenoso me despierta para que sepa cuán imposible será realizar esa unión en algún nivel de la realidad. Otro subterfugio del que se vale es entrometerla en mis fantasías sexuales. Aunque no quiera, en los momentos de máximo placer, cuando el clímax se anticipa inevitable, la interpola vestida con mis fetiches favoritos, prendas incendiarias para mi. Después, débil y adormecido soy incapaz de levantar la cara para decirle a la vida, “amé y fui amado”. No estoy en paz y el amor, me lo ha demostrado una y otra vez, es más amargo que la hiel. Ha sido y será una fuente de dolor, desgracia y autodesprecio. Sólo la Muerte terminará con esta insidia que plaga mi alma y que la envenena cada 24 horas: haber encontrado a la mujer perfecta para descubrirla incompatible y distante conmigo en cultura, tiempo y espacio. ¿Dónde estará la redención? ¿En las drogas, en los prostíbulos o en la guadaña? ¿Cómo saberlo? "Maldito sea el día", cito a Job, "cuando se dijo por mi: concebido quedado ha un varón...".

Inspirado en Paranoid, de Black Sabbath / Ozzy Osbourne.

Thursday, May 19, 2005

Episodio III

Finalmente se ha cerrado el círculo que Lucas inició hace casi tres décadas. La transformación de Anakin en Vader es una apoteosis digna de verse, de disfrutarse y sirve también para que los hardcore fans de la serie volvamos la vista y disfrutemos de los dos trípticos en panorámica. La cinta es débil en varios puntos. Primero, como apunta Roger Ebert, del Chicago Sun Times, Lucas es incapaz de escribir una historia de amor. Segundo, Anakin se convierte en un servil sicario del Lado Oscuro de la Fuerza al mejor estilo de los personajes de las series en blanco y negro de los años cincuenta. Lamentable. Tal vez por eso le ofrecieron la dirección de la cinta, se dice, a Steven Cronenberg o a David Lynch (ambos, con sabiduría, declinaron). También, Padme desaparece como fiera guerrera para dar paso a una plañidera ama de casa y, last but not least, no me explico cómo solo Yoda supo sentir cuando intentaron asesinarlo, mientras los demás Jedi no. Es más, ¿cómo es posible que simples stormtroopers traicionaran asi a jedi capaces de enfrentar a un Sith Lord? Como sea, no me la perdí, la volveré a ver y tendré paciencia para esperar las otras tres secuelas que bien se merece la franquicia. Tal vez ejerzan en mi vida el influjo que todavía siento del Capítulo IV. Foto: La nena y yo, 2004.

Wednesday, May 04, 2005

Reveladora y deprimente encuesta

La reciente encuesta de Vox Latina, patrocinada por Prensa Libre, no debería haber sido una bofetada, pero lo fue. Como apuntó Lucía Escobar en su columna pasada, somos un pueblo rudo, falto de información, más cercano a la Edad Media que a la era de la razón.
Ni pensemos estar cerca del famoso Siglo XXI. Para la mayoría el sexo sólo sirve para procrear y esa creencia, carente de base científica, impera acá desde tiempo inmemorial. Recuerdo, al albor de la adolescencia, el asombro que sentía cuando mis tíos me presentaban potenciales parejas. Siempre eran mujeres feas, gordas e ignorantes. Hoy, un poco mas allá de los 50, entiendo su consejo, “buscate una compañera para procrear y confiná el placer sexual a las prostitutas”.
Aún así, tal deleite sería de cuestionable utilidad puesto que, para superar los prejuicios contra el desenfreno y el temor a contraer una ETS, la mayoría de hombres van a los lupanares: primero, para emborracharse y después, para copular semiinconscientes.
El peso de la cultura judeocristiana, la tara de la desnutrición, que en Guatemala alcanza hasta a las clases altas, y el ananumerismo nos convierten como país en presa fácil de las plagas que los europeos debieron superar con sangre y que la iglesia Romana aun trata de mantener incólumes.
No deja de ser paradójico. Vemos en árabes y judíos a fundamentalistas irredentos, pero no pensamos ni por asomo que en nuestra raíz misma está larvada esa nefasta tendencia, hija de la creencia, jamás de la ciencia, que solo puede seguir predando en países brutos como el nuestro.

Sunday, April 17, 2005

Primer ejercicio...

Según el Tarot pronto me quedaré sin amigas. Estuve tratando de encontrar las interpretaciones de la mesa en la Red pero solo leí idioteces escritas por gente de la New Age, mezclas bastardas de creencias occidentales, entintadas con pésimas ideas derivadas de peores interpretaciones del sistema de Aleister Crowley con pseudociencia, falacias tomadas de malas lecturas de textos egipcios y traducciones dudosas de tabletas cuneiformes. En fin, tendré que aceptar como válidos mis propios conceptos, que tomé de la funesta mesa. ¿Cómo sabré que es cierto lo que dicen las cartas? ¿Y si es cierto? ¿Y si mis amigas se pelean conmigo? De una, el Diablo me indicaba que existe una fuerza sexual bruta que ninguno de los dos maneja. Para otra, sin duda, soy una imagen comparable al animus de Jung y para la tercera, soy la fuerza que motivará su ascenso hasta las nubes. Pero, como todas sufrirán por mi causa al mismo tiempo, la única salida que tengo es pensar que algo grave vendrá para mi. Tal vez sea la muerte, otro arcano que estuvo presente durante la sesión. En fin, ire a dormir y tal vez despierte de la realidad en un sueño y finalmente sepa la verdad.

En un café de Internet, 2K5041719:11:00:000