Friday, September 14, 2007

Titus Andronicus

"...debo hablar de asesinatos, violaciones y masacres,
Actos de noche ne
gra, hechos abominables,
Complots de extravíos, traición, villanía,
Duros de escuchar, pero realizados con piedad...".
Aaron en, La muy lamentable tragedia de Titus Andronicus, 1590.

“TITUS no es una historia refinada e inofensiva, en la que la bondad triunfe sobre el mal, sino una en la que a través de su cruel horror emerge con plena fuerza la irrefutable poesía que encierra la tragedia humana, exigiéndonos que examinemos las verdaderas raíces de la violencia y juzguemos sus distintos actos.

Guerra, sacrificios rituales, infanticidio, violación, tortura nihilista, mancillamiento del honor, suicidio y venganza: la voz feroz, cínica y perversamente ingeniosa de Shakespeare ha creado una disertación condenatoria acerca de esta adicción consubstancial a la naturaleza de la humanidad. La gloria y la victoria en la guerra de una nación es la aflicción y la devastación de otra. A pesar de que en ocasiones se presenta como necesaria, una vez que se acepta y justifica una forma de violencia, se abren las enclusas y las aguas desbocadas se arremolinan en un ciclo vicioso sin fin”.
Notas de la directora Julie Tymor, Lauren Films, 1999, citadas por La Butaca.

Nominada a un Óscar, con actuaciones de Anthony Hopkins (Titus Andronicus), Jessica Lange (Tamora, reina de los godos), Jonathan Ryhs Meyers (Chiron), Harry J. Lennix (Aaron), Alan Cumming (Saturninus) y Laura Fraser (Lavinia), éste filme de Julie Tymor (Frida), de 1999, es una de las mejores adaptaciones de una tragedia shakespereana al cine. Con razón Hopkins consideró su retiro del cine después de actuar en ella, porque la suya es una interpretación de fuerza asombrosa, con la cual el actor se crece hasta más allá de sus propios límites, pero sin agotarse. El resto del elenco guarda también una altura indiscutible.

Rodar una obra de teatro isabelino en ambientes contemporáneos es difícil; adaptarla a un híbrido salpicado con elementos tomados del Teatro del Absurdo es arriesgado, pero exagerar el gore natural que contiene, sin asesinarla, es magistral. Sin embargo, Tymor trasciende ambas dificultades y sin tropiezos logra una obra espléndida, de oscura belleza visual, interpretativa y simbólica. Incluso, cargada de signos y símbolos para entendidos: en una escena las banderas de dos facciones opuestas son las de los clubes rivales del fútbol italiano, el A.S. Roma y el S.S. Lazio. Un auto del emperador Saturninus es similar al que usaba Hitler, y el de Bassianus (James Frain) recuerda al que llevaba a Kennedy cuando lo asesinaron. Y no digo más para no incurrir en spoilers, sólo que la ambientación es magistral. Tienen que verla.

Sospechaba de los comentarios de muchas personas, quienes ladraban a los 4 puntos cardinales contra esta producción, pero sólo había visto fragmentos por cable y no me atrevía a formarme una. Anoche, mientras me consumía la fiebre, la transmitía Canal 11. El doblaje basado en una traducción clásica y los parlamentos, recitados con cierta parsimonia por quienes prestaron su voz en español, le daban al filme un aire solemne y la calentura, de 38.5 grados, me hizo sentir que me atrapaba una delirante alucinación.

Es tan efectiva que no podía dejar de verla, desconectó mi compulsivo Homo zapping, tampoco pude impedir que me arrastrara a los fondos a los que sólo el bardo inglés sabe hacer caer a sus audiencias. En el momento no cobré conciencia de su grandeza, sino hasta un día después, así de lento la fui comprendiendo. Sólo me resta verla con su pista original en inglés, excusa suficiente para disfrutarla una vez más.
Imagen: Xahlee.

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