"¿Qué hay en el ajenjo que lo convierte en culto aparte? ... Aún en la decadencia y en la degradación resulta distinto: sus víctimas ostentan un resplandor espantoso, pero muy propio, y en su peculiar infierno todavía se jactan, con un siniestro y perverso orgullo, de no ser iguales a los demás hombres". Aleister Crowley (1875-1947).
"¿Qué hay de distinto entre un vaso de ajenjo y un atardecer?". Oscar Wilde (1854-1900).
La bebida que acompañó al spleen de los poetas malditos del siglo XIX, acusada de provocar que Van Gogh cercenara su oreja, de inspirar las mejores líneas de Baudelaire, Coleridge, Rimbaud, Verlaine, Wilde y también de Crowley, está ahora disponible con un suntuoso vestido, diseñado nada menos que por H.R. Giger, magnífico réprobo de nuestros tiempos.
De alto contenido alcohólico, sabor anisado, hijo de hierbajos aromáticos, como la Artemisia absinthium (también conocida como ajorizo, hierba santa o madre de todas las hierbas), está asociado en la cultura popular más con una alquimia negra que con un proceso industrial. Se le cree antecesor de los alucinógenos, provocador de verborrea y de la llamada locura verde, con sus terribles e interminables delirios. Se le atribuye poder sobre sus pobres víctimas, las cuales, al cabo de años de adicción, terminan consumidas por sus propios fantasmas, hundidas en los más profundos abismos del id y de la autocomplacencia.
Sin embargo, y gracias a que la Unión Europea está dispuesta a satisfacer la creciente demanda, porque ceñudos estudios científicos han demostrado la inocencia del bebedizo, Lion Absinthe Distribution, de Alemania, anuncia el lanzamiento del Brevans H.R. Giger (ArtNo: 1148), destilado por Matter según la fórmula dejada por J. de Brevans, en su, La Fabrication des Liqueurs, manual escrito en el siglo XIX. "Sólo el ajenjo y plantas aromáticas más finos se utilizaron en la preparación y coloración. El resultado es un licor aclamado por la crítica internacional, que refleja al verdadero espíritu de la Belle Époque", afirma la propaganda.
El arte de la etiqueta, una reproducción de Brain Salad Surgery II, junto con Brain Salad Surgery I, cuyos originales fueron robados en una exposición retrospectiva del autor, realizada en Praga en 2005, sin duda convierte a la botella, sobre todo si no se abre, en una valiosa pieza coleccionable. Por tanto, les recomiendo comprar por lo menos dos, una para beber y otra para guardar. Aunque, viéndolo bien, no creo que el bolo chapín promedio sepa apreciar el encanto de este bebedizo, rodeado de una bella leyenda negra, ahora consagrada por el arte del mencionado oscuro pintor y escultor suizo.
¡Salud! Si lo beben, ojalá no los atormenten los demonios de este espirituoso brebaje, hijo de las pesadillas y prejuicios de una era desaparecida, invocados de nuevo por la nostalgia y embotellados, cuales djinn del libro de las Mil Noches y Una Noche, bajo un sello ansioso por ser roto para liberarlos y provocar los terribles pero deliciosos delirios de la locura verde.
A Claudia Navas.
2 comments:
Santos brebajes mágicos klavaza! Tu prosa encandila, la descripciòn es lo tuyo.
Muchas gracias por el santo encomio, no lo merezco pero lo agradezco con una reverencia.
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