Tuesday, March 29, 2011

Call of Duty: Black Ops

Imagen: play-mag
El llamado del deber es una oración que resume el espíritu de entrega de los guerreros de todos los tiempos. Hoy también es el nombre de un juego de video, cuya séptima entrega, Black Ops (Operaciones Negras), ha desatado cierta polémica. Y no sin razón, puesto que a pesar de tratarse de una propuesta de ficción, reescribe la historia en función de la percepción popular que se tiene de ella y, en cierta forma, de cómo se hubiese querido que se desarrollara tomando en cuenta un solo punto de vista.

El juego ha sido un éxito rotundo. Según reportó el medio londinense The Indpendent, tan solo 24 horas después de su lanzamiento el 9 de noviembre de 2010, ya se habían vendido un estimado de siete millones de copias (5.6 millones en Estados Unidos y 1.4 millones en el Reino Unido). Para el 21 de diciembre del año pasado la productora Activison anunciaba oficialmente que Call of Duty: Black Ops había superado el millardo de dólares en ventas globales.

Tales cifras no son de extrañar en el mundo del entretenimiento, pero en este caso reflejan el gusto del mercado por juegos que se basen en la realidad, que le permitan al jugador sentirse parte de un hecho histórico o de una secuencia de ella. En Black Ops corren los inicios de la década de los años 60 del siglo pasado. John Kennedy es presidente de Estados Unidos y Robert McNamara es el octavo secretario de la Defensa. Fidel Castro dirige a la revolución cubana y por supuesto es blanco de una compleja operación para asesinarlo. Todos estos son hechos históricos. Según el sitio web Cubadebate, Castro fue víctima de por los menos 600 intentos de asesinato durante su tenencia del poder en la isla.

Para darle un toque de realismo a la ficción, Treyarch, la empresa que desarrolló el juego, contrató al mayor John Plaster, quien combatió en Vietnam y está considerado uno de los máximos expertos en francotiradores del mundo, para establecer al bando occidental en el juego. Mientras, el exagente soviético Sonny Puzikas configuró la forma en que elementos de la Voyska spetsialnogo naznacheniya (Unidad de fuerzas especiales) soviética actuarían en combate. Algunos aspectos de uno de los personajes del juego se modelaron basándose en este agente soviético, desde su forma de establecer estrategias a las expresiones de su rostro.

La narrativa del juego empieza el 25 de febrero de 1968 cuando un agente encubierto de un grupo de estudio y observación, Alex Manson, está siendo brutalmente interrogado. El jugador se entera de las misiones que debe superar por medio de flashbacks de Manson de hechos que recuerda y que sucedieron entre 1961 y 1968. Por ejemplo, que en 1961 él y otro dos operativos intentaron asesinar a Fidel Castro durante la malograda invasión a Bahía de Cochinos. Manson creyó haberlo hecho, pero en realidad su blanco era un doble y el verdadero Castro lo captura. Por un pacto secreto cubano-soviético, es entregado al general Nikita Dragovich y es enviado al infame gulag de Vorkuta. Este gulag existió y estuvo situado a unos 160 kilómetros del Círculo Polar Ártico. De hecho, se sabe que varios estadounidenses estuvieron detenidos ilegalmente allí durante la Guerra Fría.

Pero volviendo a la narrativa ficticia de Black Ops, durante su estadía de dos años en Vorkuta, Mason se hace amigo de un soldado del Ejército Rojo, Víctor Réznov. Este le revela los nombres de sus torturadores. Entre ellos estaba un científico exnazi, Friederich Steiner, creador del Nova-6, gas que ataca al sistema nervioso. El compuesto se había destruido, sin embargo, entre Steiner y un británico lo reconstruyen para la Unión Soviética. La narrativa tiene algo de las novelas de Sven Hassel, algo de la estructura de un Ian Fleming y mucho de la fantasía de Hollywood, derivada de hechos reales. Por ejemplo, en un momento dado Kennedy ordena la ejecución del general Dragovich; fuerzas estadounidenses intentan detener el programa espacial soviético en Baikonur o de eliminar al programa Ascensión, que le ofrece santuario a exnazis en la Unión Soviética a cambio de conocimiento.

Como se ve, la trama es internacional: Cuba, Estados Unidos, Laos, Vietnam o la Unión Soviética, entre otros, son los escenarios de una acción de extrema violencia, armas de alto calibre o de poder letal. Claro que la historia no transcurrió así ni jamás hubo encuentros personales entre Kennedy y Fidel como sugiere con humor el final del juego. Pero en la cultura popular todo esto no importa. Aunque la historia real sea más fascinante, el público tiende a preferir este tipo de escapes, porque le aseguran que su cosmovisión es correcta y que los buenos son los buenos y los malos son los malos, haya pasado lo que haya pasado en realidad.

Para los puristas tales transgresiones e inexactitudes son inadmisibles. Además, otros interpretan que detrás de un juego como este podría haber segundas intenciones. Cubadebate, en un artículo titulado Nueva operación contra Cuba: EEUU lanza videojuego cuyo objetivo es asesinar a Fidel, lo expresó así: “Lo que no logró el gobierno de los Estados Unidos en más de 50 años, ahora pretende alcanzarlo por vía virtual. El videojuego Call of Duty: Black Ops, lanzado este martes en todo el mundo, transporta al jugador al ambiente de la Guerra Fría y planifica operaciones especiales, la primera de ellas asesinar al líder de la Revolución cubana Fidel Castro”.

¿Será que la Guerra Fría quedó atrás? Tal vez sí, pero sus secuelas siguen siendo pan nuestro el día de hoy. Occidente ha creado sus mitos sobre ella. Los restos de lo que fuera la Unión Soviética y sus satélites también han hecho lo propio. En medio, el gran público se nutre de ellos, pero nunca de la verdad.

Publicado en Plaza Pública, de la Universidad Rafael Landívar, el 14/03/2011.

1 comment:

Anonymous said...

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