Esta es la segunda vez que el Dj holandés viene al país. A juzgar por la cantidad de garabatos que hice en la hoja en blanco sobre la cual escribí el borrador de estas impresiones, la espera fue muy larga. Los organizadores, por cortesía, ofrecieron una buena cantidad de Brahvas y boquitas a la veintena de periodistas presentes, pero como todo el mundo sabe las segundas aburren y las primeras no son aconsejables para un día entre semana. De todos modos, la pasamos lo mejor posible, aunque al final el ambiente empezaba a caldear.
El hombre se presentó por fin cual fresca lechuga y concedió una menos que mediocre entrevista, aderezada por algunas preguntas de bajo IQ y de comentarios un poco menos que mamones. Por mi parte, según entiendo, la tardanza dejó a mi cerebro en relentí. Por tanto me abstuve de cuestionar.
Por cierto, una chica se acercó a mí para contarme, medio en confianza, medio para denunciar, que Tiësto a pesar de haber nacido en Argentina y hablar español sólo concede entrevistas en inglés. Por fortuna no se me ocurrió tocar semejante tema con él porque fue un chismajo surgido de tales esperas, capaces de agriar hasta al más entusiasta de los fans.
Luego, también por fin, asistimos al concierto. A quienes teníamos invitación se nos indicó devolverla. En su lugar, afirmaron que bastaría con presentar el carné de acreditación. Nos condujeron en fila india acompañados por un personero. Una vez dentro, éste nos dijo "hasta aquí llego con ustedes". Estábamos frente a un guardia en un pasadizo que llevaba a un lugar cercano al escenario.
El señor agente, de inmediato nos impidió el paso, ¿por qué? "Pregúntele a Vargas, amigo mío" hubiese respondido mi abuelo. A pesar de que uno de los meros meros, un hombre alto, pelón y armado con una laptop le indicó al individuo que nos abriera el paso, mantuvo su restricción hasta que algún otro miembro del staff negoció dejar pasar sólo a los cámaras, pero lo hicimos todos. Me sentí como pidiendo cola a pesar del inútil carné.
Casi veinte o treinta minutos después, más espera, subió el Dj al escenario para empezar a pinchar. Un rugido ensordecedor hizo tronar al ambiente y Tiësto, con una maestría surgida de años de experiencia ofreció un concierto de clase mundial. Del público, en su mayoría fresitas, destacaban mujeres bellísimas, algunas con ropa provocativa y otras muy desinhibidas. Unidas a la música daban un toque fabuloso al cánido que yace en mi interior.
Llegó la hora de volver. Ximena, Luis y yo salimos complacidos, como público, pero decepcionados como Prensa. Ni la gente de Hill, ni el mismo Tiësto, explicaron la tardanza, la ineficiencia y la mala organización, con la salvedad de un par de tímidas excusas, aderezadas, claro está, con preciosas sonrisas.
El concierto tuvo lugar el miércoles 7 de febrero de 2007. La conferencia de Prensa se convocó para las 20:00 horas pero tuvo lugar después de las 22:15. Para ser decente no debería quejarme sino debería haberme ido. Fotos: cortesía de Ximena Subauste.