Sunday, November 26, 2006

Valentina y la Asención de María

La Generala-Mayora, retirada con honores de la Fuerza Aérea Soviética, Valentina Tereshkova (1937), vive tranquila, alejada de los medios y del aplauso público, dedicada a su trabajo como científica Senior del Comité Ejecutivo del Centro de Entrenamiento Yuri A. Gagarin, de su natal Rusia. Para muchos su nombre es desconocido, a pesar de que para 2007 habrán transcurrido 44 años desde que el 16 de junio de 1963 partiera, en la nave Vostok 6, a un vuelo orbital de 2 días 22 horas y 50 minutos que la convirtió en la primera cosmonauta, sí, cosmonauta, porque formó parte del Programa Espacial Soviético. Si bien nunca volvió al espacio, su proeza la hizo un arquetipo, un modelo a seguir, para otras mujeres de las sociedades posindustriales quienes la quisieron ver como una prueba de la capacidad femenina para formar parte del entonces llamado progreso de la ciencia.

"...por las autoridades de nuestro Señor Jesús Cristo, de los benditos apóstoles Pedro y Pablo, y por la nuestra propia, pronunciamos, declaramos y definimos como un dogma de revelación divina: que la Inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, habiendo completado el ciclo de su vida terrenal fue ascendida en cuerpo y en alma a la gloria celestial...".

Con este artículo (No. 44) de la encíclica Munificentissimus Deus, de 1950, Pío Papa XII, por cierto de infame recordación, pontificó, valga la redundancia, como dogma de fe, revelado por Dios, a la ascención de la Virgen María a los cielos, y en el siguiente advirtió, "Por tanto si alguno, Dios lo prohiba, se atreve por voluntad propia a negar o a poner en duda lo que hemos definido, sépase separado por completo de la divinidad y de la Fe Católica". Declaración interpretada por ciertos autores como una invocación de un dogma oscurantista, la Infalibilidad Papal (*).

Entonces, el psicólogo suizo Carl Gustav Jung (1875-1961), complacido, consideró que por fin la Iglesia Católica le confería a la mujer un lugar protagónico en la creación.

* Pastor Æternus, Pío Papa IX, Concilio Vaticano I, 1870. Foto: Wikipedia.

7 comments:

Duffboy said...

Como diría Moby, y me recordó tu señora madre ayer, "we are all made of stars". Sin embargo, las mujeres tienen esa capacidad de enviarlo a uno allá arriba, de ver estrellas, o en el caso de Valentina, de cruzar la estratósfera y verlas un poco más de cerca.

klavaza said...

Huelga observar que tuve fantasías con ella. Bueno, yo nisiquiera era adolescente entonces...

Lunatrack said...

que capacidad de las mujeres
los aterrizajes forzosos son los que no me gustan

klavaza said...

Gracias Fer, por escribir, yo creo que hay algo de superioridad biológica en la mujer...

Lunatrack said...

no cabe duda, que siempre para dominando

Anonymous said...

Con relación a la siguiente cita de tu blog: (Sunday, November 26, 2006)

"Entonces, el psicólogo suizo Carl Gustav Jung (1875-1961), complacido, consideró que por fin la Iglesia Católica le confería a la mujer un lugar protagónico en la creación".

Vale citar la Epístola de la Misa de la Inmaculada Concepción de la
Virgen María, que se celebra desde la Edad Media, el día 8 de
Diciembre. El Texto dice, según lo cita Fulcanelli en su Mysthere des Catedrales:

"La singular Epístola que se lee en la misa de la Inmaculada
Concepción de la Virgen , cuyo texto transcribimos:

El Señor me tuvo consigo al principio de sus obras, desde el
comienzo, antes que criase cosa alguna. Desde la eternidad fui
predestinada, y antes que fuese hecha la tierra. Aún no existían los abismos, y yo había sido ya concebida. Aún no había brotado la
fuentes de las aguas; aún no estaba asentada la pesada mole de los montes; antes de que hubiese collados yo había ya nacido. Aún o había hecho la tierra, ni los ríos, ni los ejes del globo de la tierra. Cuando Él extendía los cielos, estaba yo con Él; cuando con ley fija y valla encerraba los abismos; cuando arriba consolidaba el firmamento, y ponía en equilibrio los manantiales de las aguas; cuando circunscribía el mar en sus términos, y ponía ley a sus olas para que no traspasasen sus linderos; cuando asentaba los cimientos de la tierra, con Él estaba yo concertándolo todo".

Fulcanelli, El Misterio de las Catedrales, ed. Plaza & Janes,
Barcelona 1971, pp. 106-107.

Fulcanelli añade luego: "Trátase aquí, visiblemente, de la esencia
misma de las cosas. Y, en efecto, nos enseña la Letanía que la Virgen
es el Vaso que contiene el Espíritu de las cosas: Vas spirituale"

Entonces, ¿No es pues Ella la misma Naturaleza? Por tanto, la mujer ha tenido desde antiguo en la Iglesia, un lugar protagónico en la Creación.

klavaza said...

De eso no cabe la menor duda, es una verdad inalienable que las iglesias evangélicas perdieron para siempre y que hasta psicólogos más modernos, como Erich Fromm, reconocen en su trabajo. En ese sentido hablamos de la madre misma, de la Tierra que sustenta la vida y da origen al árbol que crece hacia el cielo...