Thursday, February 09, 2006

Doom, espera fallida

Lástima. Recuerdo, cuando practicaba para obtener el doctorado en Doom, y de hecho desde que jugué la primera entrega, imaginé que algún día Hollywood filmaría una película inspirada en el videojuego. El 10 de diciembre de 1993 idSoftware lanzó Doom, por tanto, la cinta homónima nos llega más de una década después, dirigida por Andrzej Bartkowiak.

Como ha sucedido con tantas producciones inspiradas en cómics y otros videojuegos, Doom no tiene, ni por asomo, parecido alguno con la trama del juego y, peor aún, director y guionistas la alteraron de manera que, de una historia de terror, consiguieron una película de acción vulgar —algo para nada sorprendente si se considera que la más memorable labor de Bartkowiak, a la fecha, fue dirigir Romeo debe morir. Se rumora que los estudios Universal pidieron el cambio por temor a que grupos de presión cristianos iniciaran una campaña negra contra la película.

Pero según un comentario de un sitio web, a Bartkowiak no le pareció pertinente mezclar a un laboratorio de investigaciones y alta tecnología de punta, la Union Aerospace Corporation, o UAC, situada en Marte, con demonios salidos de las entrañas del Averno. Por tanto decidió cambiar a los avernales engendros por sabandijas resultantes de un fallido experimento genético. Y ha logrado, oh sorpresa, una porquería que, francamente, insulta a los fans del juego y deja insatisfechos a otro tipo de cinéfilos.

De hecho, a pesar del gore, del regular manejo del suspenso y las actuaciones un punto arriba de mediocres por parte de La Roca (como Sarge), de Karl Urban (John Grimm) y de Rosamund Pike (Samantha Grimm) y de una pista musical enlatada pero aceptable; una amiga, para nada fan de los videojuegos, pero sí adicta al cine, estuvo a punto de dormir durante la proyección. ¿Una cinta de acción que causa sueño?, vaya un logro.

Tampoco supieron aprovechar la inmensa mina que es el juego para obtener una buena película. Por ejemplo, sólo en Doom 3 se listan alrededor de 20 criaturas infernales. En cambio para el director bastaron dos y una caterva de zombis prestados con descaro de las cintas de George A. Romero. Por el estilo, el arsenal de unas 12 armas, en el juego, se reduce en la pantalla a unas cuatro y, además, habría que entrenar sobre todo a La Roca en su manejo adecuado.

De vuelta a los personajes del juego, en serio, a ninguna hora del día quisiera encontrarme con un Fat Zombie (a pesar de haber visto uno que otro por allí, sobre todo en algún Mac) o con un Z-Sec Zombie, una especie de bastardo salido de la cópula de un oreja chapín con un marine gringo. Peor aún si se tratara de seres como el Cherub, la Lost Soul (alma perdida), el Revenant (un cráneo, apéndice de una araña cyborg) o las viles Trite, especies de arácnidos con cabeza humaniforme. Y no olvidemos al Cacodemon, repugnante masa gelatinosa flotante, de forma esférica, que ronda las pesadillas del héroe del juego desde la mera primera entrega. Ninguno se asoma por esta cinta.

Si seguimos, tampoco los humanos se acercan a los personajes del juego. Sarge es un soldado bruto comprometido con el cumplimiento del deber, no más allá de su llamado, sino hasta la estupidez, apoyado por un equipo destinado desde el principio a un triste fin. En cambio, en el juego, el héroe es un marine que lucha solo contra una gran adversidad, acompañado y en competencia, pero si se juega en red. Por cierto, La Roca fue nominado a peor actor por su actuación en Doom para los Golden Raspberry Awards 2005.

¿Y la doctora Grimm?, única protagonista de importancia... Bueno, hubiese bastado con leer la Doom Bible para descubrir a un prototipo de personaje femenino como Lorelei Chen: de 27 años, alta, musculosa, de ojos intensos. Muy competitiva, con una cicatriz en el hombro derecho causada por un accidente que tuvo cuando escalaba una roca. Campeona de boxeo y divorciada. ¿No hubiese sido mejor que la plana científica Grimm?

No faltan la bromas pierde amigos. Ejemplo: un instrumento diseñado para autentificar el ADN, y permitir el ingreso a una sala, identifica a La Roca como Patricia Tallman (Night of the Living Dead, Babylon 5) y el científico en jefe de la UAC (Robert Russell) se apellida Carmack, al igual que el jefe de programadores del juego. Lo mismo sucede con el doctor Willits (Sara Houghton). Como cabría esperar, no se menciona a John Romero (diseñador original del juego), ni a Sandy Peterson (diseñadora de los primeros laberintos y responsable de las referencias lovecraftianas y del mito de Cthulthu en el mismo).

Si se rescata algo de este bodrio es una secuencia que imita al juego, tal vez de menos de cinco minutos, la única que hace honor al concepto de First Person Shooter; también a que Sarge sea obstinado hasta la repugnancia, pero eso se debe a que se identifica a La Roca con el papel de héroe, gracias a su carrera cinematográfica en general, y no a su particular actuación en esta cinta.

Solo me cabe esperar que alguien, calificado por supuesto, emprenda de nuevo la filmación (propuesta posible, como sucedió con Punisher; ¿quién recuerda la primera versión con Dolph Lundgren en el papel protagónico?) y, en el nombre de los dioses de la tecnología, que no vaya a suceder lo mismo con Quake o con Duke Nukem si alguna vez los trasladan al cine.

Fotos: Cortesía involuntaria de
Cinemablend.

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