"Unos cuantos cansados pasos más y no habría nada sobre nosotros sino el cielo azul. No había una falsa cresta ni un pináculo al final. Estábamos parados juntos en la cima. Había espacio suficiente como para unas seis personas. Habíamos conquistado al Everest... Asombro, humildad, orgullo, exaltación, éstas de seguro deberían haber sido las confusas emociones de los primeros hombres en alcanzar el pico más alto de la Tierra, después de que tantos otros habían fallado". "Sin embargo mis emociones dominantes fueron alivio y sorpresa. Alivio porque la prueba estaba superada y lo inalcanzable se había alcanzado. Y sorpresa, porque me había pasado a mí, al viejo Ed Hillary, criador de abejas, otrora alumno estrella del colegio del distrito Tuakau, pero no muy bueno en la secundaria Auckland y sin esperanzas para la universidad, primero en el la cima del Everest. Simplemente no lo podía creer... Quince minutos después iniciamos el descenso"."En realidad, soy una persona corriente con pocas habilidades que he tratado de usar lo mejor que he podido".
Sir Edmund fue de los últimos grandes que se aventuraron a conquistar un mundo todavía con parches ignotos. Armados sólo con brújulas y mapas, en tiempos que aún no soñaban con GPS o fotos ni telefonía satelitales. Fueron los últimos días en que se podría haber soñado con encontrarse todavía con seres antediluvianos. Tal vez la tecnología haya superado ya esa etapa pero soñadores como él, y logradores, siempre, por fortuna, habrá con nosotros.
Citas y foto: Yahoo! News.
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