A pesar de la copia chafa, perdió el lip sync un poco antes de la mitad del largometraje, y de la baja resolución, propia de un VCD mal transferido que hace evidente el uso de cámaras digitales (la última generación de tecnología Panavision), disfruté esta cinta de acción sistuada en una Mesoamérica infestada de anacronismos y otros errores histórico-culturales. A Gibson, de plano, le hubiera caído muy bien la asesoría de alguno de los tantos expertos en el tema, abundantes también en estas regiones o en algunas universidades de Estados Unidos, o seguir los consejos de su asesor, el arqueólogo Richard Hansen, quien dice, en un momento dado, le sugirió filmar otra película, no ésta.Sin embargo, las actuaciones de Rudy Youngblood y de varios secundarios mexicanos, la riqueza visual, el diseño de producción, los vestuarios y el maquillaje, así como la belleza étnica de los protagonistas y la paleta de colores seleccionada, junto con una de las mejores persecusiones a pie que he visto en la pantalla, de tanto alto octanaje como para no deberle nada a cualquiera otra; además de estar hablada por competo en un idioma nativo, hacen que valga la pena verla. Me encantaron en especial dos escenas: cuando un jaguar negro ataca a uno de los perseguidores del protagonista, hasta darle muerte, y el narrador del final (Espiridión Acosta Cache), quien relata, como en tiempos antiguos se hizo en todas las culturas del mundo, una de las gestas de su gente.
Esta es según varios críticos de la Red la mejor dirección de Gibson. Estoy de acuerdo con ellos. Pero debe anotarse que sus anacronismos, por ejemplo, se construyen templos mayas cuando están por arribar las hordas españolas para someter en nombre de su rey y de la infamia del cristianismo; así como que los nativos hablen un idioma que los mayas nunca conocieron, etc., son imperdonables.
Por tanto, si usted espera una documental tipo del Discovery Channel o del NatGeo, absténgase de verla. Si usted es un ONGero fundamentalista, también absténgase. Ahora, si le gusta el cine de Gibson o es fan, de oficio tiene que verla; y si se inclina por el cine de acción, de fuerte violencia gráfica, es probable que disfrute esta película ambientada en una Mesoamérica precolombina por completo imaginaria.
Como me dijo el escritor Carlos H. Morales Cotí, autor del libro, El Heredero de Tres Mil Tunes, "es una producción de entretenimiento y como tal me gustó"· Por otra parte, aunque con debilidad, Gibson le recuerda a los gringos que la caída de los imperios empieza por dentro, citando, al principio, aquella frase famosa de Will Durant: "civilizations fail when they begin to rot from the inside (las civilizaciones caen cuando se pudren por dentro)" y porque es inevitable encontrar ciertos paralelismos con el grotesco afán de conquista de la administración Bush, actual teniente de la sempiterna política exterior de Estados Unidos, basada en el sometimiento, la muerte, el saqueo y la destrucción, como hace ahora mismo en Irak y como hicieron los españoles cuando arribaron acá.
Foto: Worst Previews.
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Ojala sea cierta (tu intención de llegar a publicar un cómic). El arte tiene el defecto de darse sólo a quien la cultiva, y es cruel. Quien no practica, no hace nada, y a veces, el mediocre pero industrioso logra obras bonitas. Vos tenés el talento, así que dejá de perseguir quimeras, ponéte las pilas y entrále a la creación, porque en mi humilde opinión tenés futuro en estos menesteres. Abundan los viejos que andan por ahi ladrando, "cuando era joven pintaba y escribía", también escribís, me consta, pero excusan su inactividad tras el chance, los hijos o porque según uno de ellos, "tuve que dejar los huevos tirados en el camino para hacer algo de pisto". Después de la queja viene un lamento cuya cola siempre es "por eso nunca le entré". Que horrible. Leéte "No señora mía, no son para tiempo de ocio" (más abajo, en este Blog). Aunque no se aplique a vos del todo, corrés similar riesgo. Tené cuidado, después, no son las musas del arte, sino sus demonios, los que te pasarán factura por no haber respondido al llamado, como dicen los dioses cristianos en la Parábola de los talentos: "...a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes".





















