Adiós gran Maestro. Tu música me llevó hasta el Empíreo, bajo La Rosa, y llenó de belleza algunas de mis peores noches de adolescencia. Bach, Borges y Ligeti conformaron un triángulo mágico que me protegió de mis peores pesadillas autodestructivas. Tus rítmos, texturas y la profundidad de tus exploraciones sonoras me impidieron dar paso al tan temido y tan deseado tercer acto. Ojalá las más altas armonías de la última Eneada se enaltezcan ahora más que nunca, porque te tienen cerca para potenciar aún más a la Música de las Esferas.
Foto: Wikipedia.
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