Versión I
(siglo XIX)
Quisiera volar hacia ti, pero tengo alas de libélula
Quisiera sentirte, pero no con mis pedipalpos de araña
No puedo verte con mis ojos compuestos, de mosca
Ni perseguirte con la velocidad del ciempiés
Menos pensar en ti con mi cabeza de pulga
Siempre te vas
Estás lejos
De viaje
O llena de trabajo
¿Cuándo te alcanzaré?
Nunca, quizá
Nunca, tal vez
Nunca, nunca, otra vez
Pero aquí estaré
Esperaré hasta el amanecer
Hasta el anochecer
Hasta el atardecer
Hasta que la Luna brille como el Sol
Hasta que el Sol se opaque como la Luna
Hasta el fin de los tiempos
Mientras...
Seguiré creyendo
Seguiré pensando
Seguiré esperando
Con una esperanza en la mano
Y mi lápida en la otra
Hasta que tu sí me convierta
Y tu beso me transforme, de insecto a sapo
Y tu caricia, de sapo a hombre...
Versión II
(prescindible)
Quisiera volar hacia ti, pero no alcanzan mis alas de libélula
Quisiera palpar el esplendor de tu escote revelador, pero no con mis pedipalpos de araña
¿Cómo se verá tu bellísimo cuerpo con mis ojuelos de mosca?
¿Podré perseguirte con mi velocidad de ciempiés?
De todos modos, siempre te vas
Estás lejos, de viaje o con mucho trabajo
¿Cuándo te alcanzaré?
Nunca, quizá, tal vez
Nunca, nunca, nunca, otra vez
Pero aquí estaré
Esperaré
hasta el amanecer
hasta el atardecer
hasta el anochecer
hasta que la Luna esplenda como el Sol
hasta que el Sol palidezca como la Luna
hasta el fin de los fines
Mientras...
Seguiré creyendo y esperando
Con una esperanza en la mano y mi lápida en la otra
Hasta que tu sí me convierta
Y tu beso me transforme, de insecto a sapo
Y tu caricia, de sapo a sapiens...
Versión III
(memo de oficina)
Hoy soñé cómo desnudaba tu cuerpo, cómo por fin veía más allá de tu prometedor escote, cómo tus prendas caían, una a una, cuales velos de Isis cuando se revela, poco a poco, ante los ojos del iniciado. También te sentí cercana, con infinitos encuentros de un ardor inextinguible. Pero sólo te soñé. Sé, en lo más profundo de mí, cuán incapaz sería de tocarte, de aproximarme, ni siquiera de insunuar mis añejos sentimientos: ante ti pierdo la voz, pierdo el sentido, quisiera ser insecto para justificar mi insignificancia. Pero te amo.
Fotos: Grillus (inspirada en un sitio web, ahora desmantelado, de Elen Lefoll), 2004. Estos delirios son interpretaciones libres de las líneas del poeta inglés Aleister Crowley (1875-1947): "What is there in absinthe that makes it a separate cult? ... Even in ruin and in degradation it remains a thing apart: its victims wear a ghastly aureole all their own, and in their peculiar hell yet gloat with a sinister perversion of pride that they are not as other men" ("¿Qué tiene el ajenjo que lo convierte en un culto aparte?... Aún en la ruina y la degradación se mantiene diferente: sus víctimas ostentan una aureola repelente, muy propia de ellas, pero en su peculiar infierno disfrutan el malicioso y perverso orgullo de saberse distintos de los otros hombres").
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