Foto: SpaceFacts. |
Pocas imágenes evocan tanto sobre el lado más romántico de la Guerra Fría, como las de un joven soviético con una casco que parecía quedarle grande. Yuri Alekseyevich Gagarin (Smolensk Oblast, 1934 - 1968) alcanzó una altitud que varió entre 181 y 327 kilómetros, habiendo sido lanzado desde Baikonur el 12 de abril de 1961 a las 06:07 horas UTC y habiendo aterrizado a las 07:55 horas UTC de ese mismo día.
Fue un vuelo corto, pero cambió la historia para siempre. Algunos de los científicos que preparaban el lanzamiento temían que debido a la ingravidez él perdería la conciencia. También, el fracaso, aunque no se hubiese publicado nunca, habría sido un terrible revés para el programa espacial soviético que pensó incluso en el desarrollo de autómatas, para evitar arriesgar vidas por las duras condiciones que impone un vuelo fuera de la atmósfera terrestre.
Gracias a ese corto vuelo se supo que un ser humano podía volver vivo del espacio, que el programa espacial de cualquier nación tenía futuro y que la ciencia ficción daba paso a una pasmosa realidad: las estrellas estarían a la mano del ser humano algún día. Para el Estado Soviético, además, el hecho de que un joven de raigambre popular se convirtiera en héroe significaba que allí cualquiera podía llegar a ser alguien.
Luego vendría la era dorada de la era espacial con cohetes enormes como el Saturno V (imposible de fabricar hoy por falta de infraestructura), con caminatas espaciales y la llegada a la Luna: "One small step for a man...". Estamos por llegar a Marte, misión que anhelan completar chinos, japoneses, estadounidenses y europeos. Pero aquel primer paso estelar lo dio Gagarin en 1961, hace 50 años. ¡Salut, gran cosmonauta!
Nota publicada en Revista Mundo&Motor # 161.
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