Zack Snyder me deja perpelejo, no porque su filme sea complicado o ininteligible, sino porque concita dos estadios de entendimiento en mi: El de un regular moviegoer y el de un geek que vuelve a sus mejores días de lector de cómics y jugador de FPS, casi a un jubiloso retorno a cuando estaba dispuesto a ser cómplice del narrador mediocre o incapaz, para darle sentido a su propuesta. En otras palabras, despertó al fan de la Serie B (aunque difícilmente se podría catalogar así a Sucker Punch, dados sus USD $82 millones presupuestados).
Entonces, al moviegoer le ha parecido que este debut de Snyder como guionista lo reprueba como tal, pero que lo sigue afirmando como a un Midas de la imagen, capaz de encerrar a los más inverosímiles mundos en la cáscara de una nuez. Hay filmes de minimalista argumento (Night of the Living Dead, Alien, Tron) de maestra factura. Hay extremos visuales inoperantes y fallidos (DOA, al cual algo le debe Snyder en este filme, o Hannibal, por ejemplo). Es más, si me propusiera investigar tal vez llegaría a encontrar la génesis de la historia en algún capítulo de series viejas de televisión, como Alfred Hitchcock Presents o Naked City. Si uno no comprende una narrativa que no esté estructurada en principio, medio y fin, no se debería tomar la molestia de ver este filme. No entenderá nada, el aburrimiento abatirá y será pérdida de tiempo. Salvo su magnífico soundtrack (Lennon, Annie Lennox, Mozart, Iggy Pop, Queen, Pergolesi).
Al geek within, en cambio, le pareció estar frente a un tolerable sucedáneo visual de 300 o de Watchmen, infestado de fetiches de nerdo, sexismo vestido de feminismo, exploitation y WiP, aderezado con fuertes escenas de acción bélica y mitología. No importa si en algo se recuerda a los Charlie's Angels (chicas dirigidas en msisiones discretas por un hombre-narrador, quien funge como hilo conductor), las cuales ni se despeinan a pesar del frenesí en la cinta. No hay sexo, lesbiniamo, nudity o profane language. Bueno, no más allá del estilo impuesto por la revista Maxim. La historia, sín embargo, más que trillada, es fuerte: una chica bien es internada en un manicomio por un tío abusivo, para despojarla de su herencia cuando queda huérfana. La acción se da dentro de un círculo atemporal mientras sucede una grosera mutilación, digna de los peores experimentos del Nacional Socialismo y del cine de la estofa de un Jess Franco o un Herschell Gordon-Lewis.
Para el geek, además, ver a Vanessa Hudgens fue el pináculo de esta fiesta visual en la cual también participan Abbie Cornish, Jena Malone, Jamie Chung, Carla Giugino y, para que no me acusen de perro, el chapín Oscar Isaac.
1 comment:
En verdad, película tan rara. No me atrevo a decir que es fea, pero es fea, jaja. Saludos.
Y Jena Malone con la Vane... chulas las patojas.
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