Una de las secuelas del terremoto de 1976 que asoló a Guatemala, fue poner de relieve el temor, el pánico, que infunde el otro, el distinto, al que se percibe como más numeroso, menos civilizado y sin controles. Donde vivía entonces se pretendió crear un comité de vigilancia, ante la seguridad de que habría un ataque de masas que caería sobre todos como si de langostas se tratara.
Otro ejemplo de lo mismo me lo dio un policía la noche cuando quise volver a casa del trabajo. Había huelga de transporte por aumento al pasaje. El guardia de la empresa me advirtió que no pasaría de El Tesoro-Banvi. "Ahí lo agarran, seguro", me dijo. "Vos te imaginaste que estarías en una escena de zombís si pasabas por allí", se burlaba un amigo después, cuando le conté la anécdota.
Este tema es el corazón de Toque de Queda. Una producción que combina con habilidad al retrato de una colonia clasemediera muy chapina, tanto que se llama Villas de La Esperanza, con cierta elaboración de sus habitantes: sus dobles vidas, hipocresías, carencias y disfunciones. Pero más, sobre su habilidad para señalarse mutuamente defectos. Hasta que surge la amenaza externa, de quienes califican como animales. Y ante la falta de una autoridad efectiva, a la Policía le va mal en este filme, pronto surge un líder negativo que organiza una patrulla de vigilantes, minirrambos caricaturescos pero dispuestos a reprimir, golpear e imponer.
A caballo entre el típico realismo del cine chapín, siempre necesitado de justificar sus argumentos como si de documentales se tratara, y el cine fantástico, Toque de Queda ofrece un interesante refresco al incursionar en el simbolismo y el terror con ciertos homenajes a clásicos como Night of the Living Dead. Más de 200 extras participaron en esta película que cuenta con buenos efectos especiales y un excelente diseño de producción.
Dadas ciertas carencias, faltan más actores para el cine guatemalteco, algunos nombre se empiezan a repetir en los elencos. A pesar de tal limitante, las actuaciones de Edgar Arriola, Jorge Asturias, Cesia -La China- Godoy, Roberto Díaz Gomar, Brenda Lara Markus, Flora Méndez, Enrique Monroy, Juan Pablo Olyslager y Julio Serrano convencen con facilidad. Kunti Shaw, como una adolescente jodida, la pesadilla de cualquier madre, debuta como actriz, mientras Miriam Monterroso despide su trayectoria con gran denuedo.
Otro as de Toque de Queda es su pista musical, con canciones de Virus Bélico (Guatemala, Metal), Trinky (Ska Punk Metal,Guatemala), Misss LILITh (Rock, Guatemala) y Pablo León (de La Gran Calabaza, partitura original para la cinta). Elías Jiménez Trachtenberg y Ray Figueroa, directores y el segundo, guionista, nos dejan una lica que vale la pena ver, en mi caso, dos veces por lo menos.
2 comments:
bueeeeeeno pues, las historias de zombies me gustan también, aunque hay que saber hacerlas para no sentirlas tan bagres. La magia del cine Clase B, es no intentar disfrazarse de otro nivel, porque ahí sí pierde su identidad.
Estamos de acuerdo, cuando una cinta de clase B intenta vestirse de otra cosa o estereotipa sus propio temas pasa a la categoría de bodrio.
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