Saturday, August 21, 2010

Aún más horrores del baño de hombres

Tres casos más para la colección que ya lleva dos posts en este blog, todos ciertos y verdaderos:

Lavado de quetzales
Un amigo me refiere que su padre cuando estaba a cargo de un cuartel debió recibir a varios soldados, quienes se presentaron a servicio completamente borrachos. Al verificarlos, se descubrió que no estaban de alta en esa base, sino en otra. Fueron puestos en formación para recibir la puteada correspondiente, y mientras esta sucedia otro soldado se acercó y le dijo algo al oído. El oficial fue a verificar por su porpia cuenta: en los botes de basura de las letrinas había billetes, porque los elementos, en su borrachera, los habían usado en vez de papel hiegiénico. Más tarde se vio a los hombres lavando los billetes en una pila, por ordenes del superior. ¿No sería posible que alguno de esos pasara por nuestras manos después?

Es malo aguantarse
Un compañero de trabajo, obeso aunque no debería ser necesario señalarlo, postergó su ida al baño porque estaba en reunión con uno de los gerentes. Es más, cuando terminó, casi una hora de abstenerse, alguien lo llamó por teléfono y cuando por fin logró llegar a los baños todos los inodoros estaban ocupados. Desesperado, se paró frente a la puerta, con cara de hormiga, como solemos decir. Alguien de su mismo departamento entró, lo vio y lo saludó con una fuerte palmada en el estómago. El ¡Qué tal vos! recibió como respuesta una grotesca y ruidosa descarga, acompañada por el olor correspondiente. "No tuve más remedio", me cuenta el protagonista, "que salir corriendo a bañarme a la casa".

Desgracia frente a la jefa
"Mire Lic., de verdad que la pasé mal. Estaba parqueado cerca de la Tipografía cuado empecé a sentir ganas, pero qué horrible se sentía. Por suerte cerca de allí hay unos baños públicos, así que fui, pero al llegar me encontré con que no tenía ni un pinche varo entre la bolsa. Salí a la calle y empecé a pedirle a la gente, pero todos me mandaron a volar. Entonces, decidí hablar con la señora que cuida los baños, le expliqué lo que me sucedía y le rogué que me dejara entrar. "¡Si no carga el quetzal váyase a otro lado!". Salí y como estaba desesperado, decidí hacerlo al lado de El Calvario, al fin y al cabo allí orinan todos. En esas estaba cuando llegaron dos de Emetra: "¿Y a usted qué le pasa?,¡ levántese y limpie lo que hizo!", me dijeron. Me pasaron uno botes con agua y empecé a limpiar cuando me llama mi jefa, diciendo que ya estaba en la puerta de la Tipografía. esperando por mi. Los emetras se reían, de que yo con celular no cargara ni un peso para el bañoy cuando vieron el carro, casi me dan verga.

"Lo peor entonces fue subirme al carro. Por suerte encontré una manta de vinil y la puse sobre el asiento, para no dejarle el olor. Cuando la jefa entró al carro, con las ventanas bien abiertas y el aire a todo meter, me preguntó qué estaba pasando, que de dónde venía ese olor tan repugnante. No Lic., no tuve de otra más que decirle la verdad. "Usted es un caso", dijo nada más, "váyase a su casa y regrese arreglado". En mi casa me recibieron a palos, porque mi mujer pensó que yo había estado bebiendo".
Imagen: klavaza, 2010.

6 comments:

Billy Munoz said...

jajaja sin comentarios, creo que todos tenemos un historia de estas que contar

klavaza said...

A veces es mejor no contarlas porque mirá, siemrpe hay algún indiscreto que las publica.

Anonymous said...

guácala Lion king, seguís con el desaseo!! jejejeje, cosas por dios. Salut, Ma. Reneé

klavaza said...

Gracias Ma. René!

Duffboy said...

Triste esos casos... when you gotta go, you gotta go.

La Chachi said...

Que mate de risa, vos...Alagran que cosas las que le pasan a la gente. Si yo te contara otras que sé...jajajaja.

Un amigo me cuenta que estaba pasando por una enfermedad del colon, que le estaban investigando, la cosa es que le daban ganas de ir al baño cuando ya estaba a punto. Vivia por Escuintla y una tarde de regreso a su casa, le dieron las ganas en la camioneta (porque dejaba el carro en la capital para ahorrar gasolina. No sabía qué hacer y pasadito de Amatitlan, ya no podía mas. De paso que venía hasta atrás del bus. Empezó a caminar para adelante, pero ya casi se hacía. Le dijo al chofer que le parara donde sea, y todavía el piloto le pedía que le especificara dónde. Al fin paró y él se fue corriendo para una bajadita entre los matorrales. Pero ya iba cagado del pantalón, de paso que de tacuche. Terminó y no tenía papel para limpiarse, así que usó su mismo calzoncillo y lo dejó tirado por allí. Según me cuenta, muerto de risa ahora, que volvió a tomar una camioneta y todo la gente lo volteaba a ver por el olorazo. Cuando de repente abrió su portafolio y se dio cuenta que cargaba una Prensa...pero de todos modos, no lloró el calzoncillo.