Tuesday, November 11, 2008

Quantum of Solace

Ian Fleming en Casino Royale, su primera novela, narra que cuando James Bond duerme su rostro se convierte en "una máscara taciturna, irónica, brutal y fría", porque, al fin y al cabo, es un asesino.

Tal vez por eso los productores y el director Marc Forster lo presentan así en Quantum of Solace, la 22 película del agente. Acción real, sólo comparable con la de From Russia with Love, su distante predecesora, con un Bond que nunca dice "mi nombre es...", ni recibe nada de Q, su consejero geek, la hacen atípica.

También atípicas son sus mujeres: Olga Kurylenko (Camille) y Gemma Arterton (Strawberry Fields), extremos opuestos: la primera, una sobrevivente de los horrores de la realidad latinoamericana, como la perciben los ONGeros primermundistas, y la otra una devota oficinista del servicio exterior británico, nerda pero inocentona. Eso sí, me enamoraría de ambas, sin remedio.

Aparte de la acción, las persecuciones en Aston Martins o Alfa Romeos que se hacen pedazos, las armas de última generación y una tecnología que ya no se utiliza para sorprender, sino se da en la cinta como un hecho cotidiano, me sorprendió el nivel de realismo político: una organización internacional dirigida por Mathiu Almaric, en su papel de Dominic Greene, disfrazada de ONG conservacionista, se encarga de provocar golpes de estado, cual maquilera, a cambio de beneficios económicos. Como ya pasó la Guerra Fría no necesita motivos ideológicos para justificarlos. Basta ganar, sin importar el costo para las víctimas, en este caso pueblos enteros (como ha sido siempre). Y lo más importante no es ni dinero, ni petroleo, sino algo más cotidiano pero fundamental para la vida, sobre todo en Bolivia donde tiene lugar la acción medular de la historia.

Daniel Craig es este nuevo estilo de Bond resulta creíble como un hombre sediento de venganza por la muerte de su amada Vesper Lynd, pero leal y motivado por detener una conspiración que cuenta con el aval de los servicios secretos británico y gringo. Su jefe inmediato, Judy Dench como M, es magnífica, tanto por sus dotes histriónicos como por su facilidad para dejar frases memorables (en Casino Royale fue "Oh, How I miss the Cold War", y en esta, "He´s my agent, I trust him").

Los malos son los malos, pero los buenos no los son tanto. Los servicios de inteligencia británico y gringo, como dije, saben de las nefastas intenciones de Greene, sin embargo, por convenir a sus intereses se hacen de la vista gorda. Entonces, como diría Fleming, cae sobre los hombros de Bond salvar al mundo. Claro, a costas de verse convertido en un paria, perseguido y con sentencia de muerte. Lo demás pues es hasta cierto punto rutinario pero presentado en el marco de un diseño de producción que llevó a rodar en en Chile, México, España, Italia, Austria, Panamá y otros países en locaciones magníficas, histórica y ricas en arquitectura, paisaje o atmósfera.

Me gustaron sus detalles muy elaborados: la coreografía heterodoxa de Tosca filmada en el escenario flotante de la Bregenzer Festspiele de Austria, por ejemplo. También los personajes bien trabajados, en especial los militarotes latinoamericanos, aunque estereotípicos, que no están muy lejos de los ya conocidos por estos rumbos y las secuencias de acción, bien editadas que perdonan sus muchos errores factuales, que no señalaré.

Otra cosa, me gustó escuchar a
James Bond hablando en español y que las locaciones latinoamericanas sean realistas (por si no recuerdan, a San José, Costa Rica, en Jurassic Park, lo presentaron como a una aldea de Escuintla, totalmente falso). Así que se las recomiendo, no se la pierdan como tampoco al video de su tema musical cantado a dueto, primera vez en la serie, por Alicia Keys y Jack White.
Imágenes: Sitio oficial y Baltimore Sun.

3 comments:

David Lepe said...

Gracias por la recomendación.
Yo nunca he sido fan de James Bond, pero Casino Royale es impresionantemente buena.
Espero este fin de semana ir a verla, al fin.

Unknown said...

quiero tu cronica de gasolina si???

klavaza said...

Gracias Aguafiestas por tu comentario. Lucha, ¿al fin la viste?