Cada una de las obras de esta muestra albergada por el Museo Nacional de Arte Moderno del 8 de octubre al 9 de noviembre pasados evoca uno de los mitos más persistentes en la literatura fantástica: la creencia en ciudades ignotas, desaparecidas o secretas. Algunas se suponen perfectas, creadas por seres míticos, otras, mundanas, y por eso se perdieron.
"Morbus is an ancient city... It was built in prehistoric times by a people who are now extinct... I discovered it. I have remodeled and rebuilt it, but largely upon the foundations of the old city, which was splendidly built", cuenta Edgar Rice Burroughs.
Borges, por su parte, imaginó la suya: "Antes que ningún otro rasgo de ese monumento increíble, me suspendió lo antiquísimo de su fábrica. Sentí que era anterior a los hombres, anterior a la Tierra. Esa notoria antigüedad (aunque terrible de algún modo para los ojos) me pareció adecuada al trabajo de obreros inmortales".
Nadie como Lovecraft para dotar de misterio al mito: "Remote in the desert of Araby lies the nameless city, crumbling and inarticulate, its low walls nearly hidden by the sands of uncounted ages. It must have been thus before the first stones of Memphis were laid, and while the bricks of Babylon were yet unbaked".
Como el Inmortal de Borges, erré por las formas a veces orgánicas, a veces poéticas, de esta propuesta de Claudia Cirici. Al salir las traje conmigo, como una semilla que habría de llevarme a otros creadores quienes también han plasmado ciudades imaginarias en cómics, narrativas o ilustraciones. Ella, en cambio, las ha dejado como maquetas primordiales, arquetípicas, de lo que podríamos llamar arquitectura-ficción. Ficción, sí, pero arte quitaescencial, sin cuestionamiento. Un arte que surge de la conjunción de imaginación, técnica y conocimiento.
Inspiradas por los intrincados laberintos de Escher, por los atrevimientos de Erik Desmazières y por las palabras de Borges, cada obra, sin embargo, tiene una raíz muy propia de su creadora, visible en la pátina, la factura y la imaginación, confirmada por cada título, por cada centímetro cuadrado de cada una de estas maravillas.
Narrativas: Edgar Rice Burroughs, Synthetic Men of Mars, 1940; Jorge Luis Borges, El Inmortal, en El Aleph, 1949; H. P. Lovecraft, The Nameless City, en The Wolverine, 1921.
Imáges de Abismo de las Cuatro Lunas; Palacio Infinito C; Ventanas de los Dioses y el fragmento de la misma,por José Carlos Flores, cortesía de Claudia Cirici.
3 comments:
que buena critica
Me encanta la investigación y la nueva visión del trabajo. Gracias por la fresca interpretación y tu interés.
Gracias Claudia, es del tipo subjetiva pero tratando de informar a la vez de contar lo que siento.
Claudia: Gracias, viniendo de ti aprecio muchísimo el post. ¿Cómo no me voy a interesar, si es un tema que me ha perseguido por años?
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