El lado fuerte de esta propuesta de Catherine Hardwicke es su narrativa, más cercana a la de Perrault (más oscura) que a la última publicada por los Grimm en el siglo XIX. Además, los guionistas fueron más atrás, a los avatares del cuento en los cuales la Caperucita enfrentaba a un hombre-lobo y, sin saberlo, devoraba a su propia abuela. Siguiendo ese hilo conductor, la película por lo menos aporta algo diferente a un cuento de hadas que ha sido objeto de todo tipo de mofas, pero también de ceñudos análisis por parte de piscólogos, mitólogos e historiadores de la tradición oral.
El diseño de producción, filmado en Canadá, y el soundtrack, sin duda le dan un toque especial, parecido al de las ilustraciones de ciertos libros de cuentos de otras décadas y sí, la Caperucita (Amanda Seyfried) es una chica bien, atractiva y muy lista. Gary Oldman encarna a un cazador de brujas y lobizones que me parece inspirado en le infame torturador y asesino británico Matthew Hopkins (1630-1647), uno de los peores martillos de brujas que se hayan conocido, calaña solo de un Tomás de Torquemada (1420-1498).
No comments:
Post a Comment