Prensa Libre titula hoy, "Diputado a cargo de ley de armas es dueño de armerías, obstáculos para aprobación de norma se deberían a conflicto de intereses de presidente de comisión". Nada raro, en tiempos de Lucas García, según me decían, el mejor lugar para comprar armas de calibres entonces prohibidos en el país era el Congreso de la República, si uno tenía los conectes por supuesto. Los comisionados militares, de infame recordación, no necesitaban recurrir a la augusta institución, porque el Ejército se las daba.
Aclaro, sin embargo, que me cuento entre los hombres de cuño viejo, los que gustan de las armas de fuego, desde las pistolas de puta (derringers) hasta la .50, cada vez más comunes en nuestro medio. No me gustan, por supuesto, las cachas con efigies de la Santísma Muerte ni de la Virgen de Guadalupe. Pero, un pero importante, una cosa es que me gusten, otra que me gustaría encontrarme con uno de esos brutos capaces de matar porque les sonaron fuerte la bocina, porque su interlocutor les contradijo respecto a un partido de fut o porque se imaginaron que alguien les vio a su mujer con lascivia o con desprecio.
Está clara entonces la urgencia y la necesidad por regular la portación y tenencia de armas de fuego, sobre todo las de mano (según la mayoría de ejércitos actuales equivalen a las espadas de antaño, porque se utilizan cuando se recurre al combate cuerpo a cuerpo). Así lo reconoció George Bush padre y por eso dejó a la National Rifle Association. A más armas, estimó, más muertes. Un amigo me decía "mejor que todos andemos armados, en este país las fuerzas de seguridad o no sirven o no son suficientes. Volvamos al Viejo Oeste". Tal argumento sería como condonar, "como ya padecemos Sida, seamos promiscuos hasta la saciedad".
Los señores de la guerra, vean la peli con Nicolas Cage, en parte cofinanciada por Oxfam, no se hartan nunca. Venden un arma más y quieren vender otra, sin importarles a quien. Como todos sabemos, números de serie, registros y otras medidas apenas logran controlarlos. Se necesita una legislación nueva para regularlas (no para prohibirlas, porque hay razones legítimas para tenerlas y portarlas), de lo contrario vamos a toparnos con ellas hasta en los supermercados. ¿Para qué contradecir el absurdo de la NRA, "no matan las armas, matan los hombres"? Si sabemos que sin ellas nos costaría más hacerlo.
Imagen: Réplica del prop del arma de Hellboy en Hellboy II, Wizard, USD $375.00 + USD $ 39.99 s&h.
2 comments:
No importa si aprueban o no la ley, siempre a la gente le gusta andarse disparando parece que no aprendemos eligiendo a diputados que no representa los intereses del pueblo igual sucede con la nueva ley de libre acceso de la información si la aprueba.
Todo está mediatizado, comprometido, comprado, alquilado o puteado en Guate. Ojalá salgamos algún día del hoyo.
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