Las escenas son desgarradoras: una mujer de 17 años muere lapidada por una turba masculina sólo porque quiso tener un romance con un hombre que no profesaba su religión. Ella era una yezidi y su novio un sunni, grupos antagónicos hasta morir que habitan en el norte de Irak. Según los pocos datos recabados fueron sus mismos familiares quienes incitaron el linchamiento. El Islam está plagado de estas desgracias, motivadas por creencias religiosas. Pero no busquemos tan lejos, también sucedió aquí cuando una radio evangélica inició una campaña negra que culminó con el linchamiento de cooperantes japoneses en Huehue. Aquí, también, una turba destrozó la vida de una turista canadiense, acusada de traficar con niños.
Volviendo al tema, en Irán, Kobra Najjar, de 44 años, acusada de adulterio, espera un fin similar, ordenado por el Estado. Su crimen fue haber sido casada con un adicto a la heroína quien la prostituía para mantener su adicción. Ante los ojos de la justicia de su país ella cometió adulterio, no es que haya sido víctima de su marido, y por tanto debe morir lapidada. Es espantoso ver cómo otras culturas definen la realidad de otra manera. Pero no lo considero como un caso de relativismo cultural porque, dentro del mismo Islam hay voces que se oponen a tales brutalidades. A pesar de que el Gobierno iraní decreto una mora para este tipo de ejecuciones, un juez de provincia condenó a Kobra, por lo que se supone que se trata de un administrador de justicia disidente, de esos que se toman el Corán al pie de la letra. Igual que sucede entre nosotros porque tenemos líderes religiosos que sólo tienen ojos para ver a Satán. Ojalá algún día se junten con él.
Fuente: Stop Stoning.
5 comments:
pero que COLERA!! no puede ser! pobres mujeres!
Acabo de desayunar bilis.
Ah la chucha muchá, uno se queda corto de sentimientos ante tanta maldad.
Atroz. Un linchamiento de esos jueces sería redundante, fight fire with fire, pero productivo a corto plazo.
A ver si les gustaría que los apedrearan vilmente. De veras que el siglo XXI no ha llegado a todas partes.
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