Iron Man, la película

Imagen: One Mans Blog.

Los apetitos de Tony Stark son insaciables, ya sea como CEO de la más avanzada fabricante de armas de alta potencia de Estados Unidos, ya como un inveterado mujeriego (de excelentes gustos, por cierto), ya por su pasión por las más refinadas tentaciones de la Tecnología. Pero es un hombre de contrastes, lo mismo degusta un circuito que una vil hamburguesa chatarra y mientras está determinado, casi hasta el mesianismo, a defender el uso de sus armas basado en "si vis pacem, para bellum (si quieres la paz, prepara la guerra"), es también un idealista con destellos de cándido. En él confluyen muchas virtudes y defectos porque los creadores de Iron Man, en los cómics, se inspiraron en Howard Hughes para desarrollarlo.

Imagen: Films.ru.

Tony, sin embargo, vive en una zona segura muy estrecha hasta que cae en manos de terroristas afganos. Secuestrado y obligado a trabajar para ellos descubre que son su mejor cliente y fan y que este mundo nunca es lo que parece. Así, bajo una cubierta simple se esconde un subtexto político en la película, heredero, tal vez, de la trayectoria de este personaje de Marvel como adalid de la Derecha durante la Guerra Fría: su origen en los cómics, primero, fue en el conflicto de Vietnam y luego en el de El Golfo. Para actualizarlo en la lica surge en Afganistán. De allí en adelante el argumento sigue una estructura un tanto lineal, pero no por eso deja de dar sorpresas, sobre todo en cuanto a quién es en realidad el malo de la historia.

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Jon Favreau, el director, toma su tiempo para dibujar a los personajes, iniciar al espectador en la historia y explicarla, pero sin llegar a dejar indicios matasorpresas. Nadie pudo ser Iron Man/Tony Stark como Robert Downey Jr, ni nadie sería una mejor mosquita muerta, underdog manipulador, que Gwyneth Paltrow, la secretaria-asistente de Stark, y Jeff Bridges es mucho más que creible como Obadiah Stane (mano derecha y casi como padre putativo de Tony, así como pilar incólume de Stark Industries). Estén atentos a los detalles, como los relojes de los personajes o los autos de Stark. El filme, por contrato, está dedicado a Audi, sin embargo, en la colección del magnate se ve un Hot Road Ford T tuneado por él, un Cobra, un Saleem S7 y un Arteaga GT, además de los consabidos Audi (gracias Néstor, por el tip). Por supuesto, no podía faltar un Rolls en la lista. Y no se pierdan el humor, como cuando Stan Lee (CEO de Marvel) realiza un cameo representando a Hugh Hefner, el mero mero de Playboy. Recomendable verla en foramto Imax, es impresionante.

Muchos de los particicpantes en esta producción han sido fans de Iron Man, incluyendo a Favreau y a Downey Jr. y tal vez por eso la película es tan buena, creíble y bien realizada. Le faltaron más escenas de sexo, así como delinear las tendencias alcohólicas del personaje, pero, ni modo, eso le hubiese costado a los productores que la calificaran para adultos. De todos modos, para niños, no es: mientras Tony se revolcaba con una periodista, escuchamos la voz de un chico: "mirá mamá, no tiene pantalón". Aguda observación para una película que podría haber sido dirgida por Tarantino, Joss Wheedon o Nick Cassavetes (ninguno fue seleccionado al final) o actuada, en el papel titular, por Nicolas Cage (quién ya demostró cómo le va con personajes de cómic en Ghost Rider) y, mucho peor aún, por Tom Cruise (hasta ofreció producirla). Menos mal, no escogieron a ninguno de los dos.
Se les ruega ver la película hasta que terminen los créditos, si quieren recibir una buena sorpresa.