Foto: Warner Bros. |
Infestada de comentarios y críticas sociales, de acercamientos íntimos a una mente que quizo lograr el american dream, Joker es una película de profunda reflexión acerca de la vida, como una metáfora de un sistema entrópico que no llega a encontrar su punto focal. Paso a paso vemos el derrumbre de un ser frágil, cuya vida gira alrededor de premisas insostenibles, sin una salida decente a situaciones terribles que se van acumulando hasta concretar un todo oscuro y desesperado, mucho mayor que la suma de sus partes, como una máquina ciega que debe entramar una tragedia enmarcada por ratas y fealdad.
No hay misericordia en este filme de psicología brutalista para llevar a su personaje a la desesperación, la locura y a provocar la muerte. Joaquin Phoenix presenta una actuación impecable, derivada de un cuidadoso desarrollo que le implicó perder 52 libras de peso: la primera vez en que vemos a un Joker más cercano en ese aspecto a su representación en la mayoría de interpretaciones del cánon de DC, como un personaje súper delgado. Phillips, coguionista también, con ese filme culmina su carrera, a menos que pueda superarlo. El diseño de producción, pista sonora, diálogos, paleta de colores y la recreación del Nueva York (como ciudad Gótica) de los años 70 conspiran eficazmente para lograr el filme.
En suma, Joker es una obra maestra que propone juegos mentales, que se mete en recovecos argumentales bien realizados, que sufre de alergia a la alegrìa y que es un deleite para sibaritas del cine y teleológos del nihilismo y el existencialismo, sobre cuyas premisas se apuntala su magnífico argumento.
El blog de la klavaza agradece a Rola la invitación para asistir a la premiere de esta producción. For English press here.
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