Saturday, February 16, 2008
La mirada de un gato
El encuentro estaba proogramado para las 15:00 horas de un viernes en el Teatro Nacional. Según constatamos el fotógrafo y yo ambas artistas no se presentaron, por lo que se abortó la entrevista. Mientras caminaba hacia la puerta principal vi a un gato negro de andar majestuoso y lento, alejándose de mi. Se detuvo, estuvo quieto unos segundos, volteó la cabeza para verme. Sus hermosos ojos verde-amarillo brillaban con el destello propio de citrinas de la más alta pureza y color. Me estremecí un momento. Mientras recuperaba la compostura y me preparaba para seguir la marcha, cosa que ya había hecho el felino, se detuvo de nuevo para seguirme viendo. Parecía evaluarme, peor aún, inclusó creí que intentaba leerme la mente. Unos segundos más y basta: desdeñoso miró hacia a delante y siguió su camino con su imponente cadencia. Una mirada así de intensa sólo otra vez la había experimentado: la de mi gata un atardecer, cuando un rayo de sol convirtió a sus ojos en ardientes esferas verdes.
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