Así, sin punto detrás de la J, le gustaba escribir su nombre a Forry o 4E, sus nicks más conocidos. El jueves 4 de diciembre dejó este mundo, no sin antes haber legado para la Ciencia Ficción, la Ficción misma y el Horror, en sus géneros literario y cinematográfico, una trayectoria que se distinguió por su lucha por elevarlos al sitial que ocupan hoy en el mainstream. Fue escritor, fan, coleccionista, productor, editor, crítico y poseedor, muy orgulloso, del anillo que utilizó Bela Lugosi, en su papel de Drácula, en la película Abbot and Costello Meet Frankenstein, de 1948.
A él se debe el término SciFi, que acuñó del conocido HiFi, gracias a su enorme habilidad para jugar con sonidos, palabras y doble sentidos. Su corona profesional fue, como dice el obituario publicado por The Guardian, la revista Famuos Monsters of Filmland (o FM), que editó de 1952 a 1988 (la actual edición no es más que una caricatura de la original, derivada de una estafa de fuera víctima Forry). "Tal vez la primera publicación que los padres de familia hubiesen querido fuera de casa al verla en manos de sus niños", dice ese diario. Lo cierto es que, a pesar de su atractivo para niños y adolescentes de aquellas décadas, la revista fue de las primeras en dar protagonismo a quienes están tras bambalinas en las producciones cinematográficas: luminotécnicos, tramoyistas, maquillistas y, sobre todo, creadores de efectos especiales.
Gracias a una de sus antologías, devorada por los prestamos y represtamos de libros, conocí a Robert Bloch (A question of Identity), mucho antes de saber que era el creador de Psycho. Fue agente literario de autores que llegaron a ser famosos, como Isaac Asimov, Ray Bradbury o de un tal L. Ron Hubbard, años antes de que llegara a venderse como el profeta de Cienciología. Su influjo llegó a determinar las carreras de directores como John Landis, Steven Spielberg, George Lucas y uno de sus fans fue nada menos que Ray Harryhousen (creador de efectos especiales de cintas como Jason and The Argonauts o Clash of The Titans). Es más, dice The Guardian que la primera conversación que sostuvieron Steven Spielberg y Stephen King fue, precisamente sobre FM.
Su colección de objetos relacionados con el cine y la fantasía comprendía alrededor de 50 mil libros y miles de objetos, entre ellos el primer premio Hugo (el Óscar de la Ciencia Ficción) otorgado a él en 1953. Lamentablemente, en sus últimos años, debió venderla, pieza por pieza, para sobrevivir. Michael Jackson lo buscó como asesor cuando filmó Thriller, en el cual hace un cameo (el señor que come poporopos en el cine, sentado detrás del cantante). Sin duda echo de menos a FM, a su parafernalia y encanto, jamás habrá otra revista como esa. Y también lo extrañaré a él; saber que Mister Science Fiction, como le llamó la Prensa especializada, ya no esté entre nosotros, sus fans, sus émulos y compañeros, me pone triste.
Imágenes: Wikipedia y YouTube.
Tuesday, December 30, 2008
Monday, December 29, 2008
Crush # 1, un conocido estado de conciencia
#1 Crush
"Moriría por ti / Moriría por ti / He estado muriendo sólo para sentirte a mi lado / Para saber que eres mía / Lloraré por ti / Lloraré por ti / Lavaré tu dolor con todas mis lágrimas / Y ahogaré tu miedo / Oraré por ti / Oraré por ti / Venderé mi alma a cambio de algo puro y verdadero / Alguien como tú / Veo tu cara en cada lugar que camino / Escucho tu voz cada vez que hablo / Creerás en mi / Y nunca seré ignorado / Arderé por ti / Arderé por ti / Torceré el cuchillo y sangraré mi dolido corazón / Y lo rasgaré / Mentiré por ti / Suplicaré y robaré por ti / Me arrastraré sobre mis manos y rodillas hasta que veas / Que eres como yo / Viola todo el amor que me pierdo / Desperdicia todo el dolor que estoy viviendo / Creerás en mi / Y nunca seré ignorado / Moriré por ti / Mataría por ti / Robaría por tí / Estaría preso por ti / Esperaría por ti / Haría espacio para ti / Navegaría naves para ti / Para estar cerca de ti / Para ser parte de ti / Porque creo en ti / Yo creo en ti / Moriría por ti".
The Dark Knight
"...some men aren't looking for anything logical, like money. They can't be bought, bullied, reasoned or negotiated with. Some men just want to watch the world burn". Alfred Pennyworth (Michael Caine), sobre el Joker (Heath Ledger).
Con la llegada, y alquiler perentorio, del DVD de The Dark Knight, ya he visto 5 veces la película, dos de ellas en formato Imax. Es obvio que se trata de un orgasmo para mí por su excelente diseño de producción, la forma magnífica como dieron vida al Batman de Frank Miller y la lujosa representación del Joker, la mejor hasta la fecha a mi criterio, apuntalada por la actuación profunda del difunto Heath Ledger. No habrá, ni en cómic ni en cine otro como este, de eso no me cabe duda.
El corazón del exito de la cinta se sostiene, creo, sobre un trípode: la dirección de Christopher Nolan, el guión coescrito por él y su hermano Jonathan, las actuaciones de Ledger, Morgan Freeman, Christian Bale, Michael Caine, Maggie Glyllenhaal, Gary Oldman y Nestor Carbonell, pero, sobre todo, por el grotesco realismo de una Gotham City oscura, sí, pero normal en todo sentido, desde por la corrupción de sus encargados de la ley, hasta por la intromisión descarada del Detective Oscuro en la política local. Como las nuestras, se trata de una ciudad dominada por la mafia (se filmó casi toda en Chicago, qué coincidencia) y sus pocos, persistentes, hombres de mediana decencia, sabiéndose impotentes para combatirla aceptan de buen grado, y de espaldas al público, el vigilantismo de Batman. Es más, lo fomentan a sabiendas de que cuentan con un Estado de Derecho de dudosa utilidad.
Policías que beben en horas de trabajo, componendas políticas de todo tipo, inseguridad, asesinatos, robos, lavado de dinero, bancos de la mafia, trasiego internacional de capitales y uso excesivo de la fuerza, la de Batman inclusive, redondean un cuadro que contiene sólidos diálogos y una fotografía, sobre todo la nocturna, de gran altura. Aparte, es de considerar a este encapuchado, distinto con sutileza de sus antecesores cinematográficos. Por ejemplo, a sus clásicos defectos (motivado por oscuros sentimientos, de retorcida psicología, falible y vulnerable), este argumento le suma una leve psicosis, aprovechada por el Joker para manipularlo con efectividad; además es mujeriego, no tiene empacho de llegar a una fiesta, cual millonario que es, en helicóptero y descender con dos beldades, una de cada brazo: todo un bon vivant capaz de palidecer al mismo James Bond. Y encima es arrogante.
Otro aspecto muy cuidado fue la selección del elenco, ya denumerado, al cual agrego a Eric Roberts, quien como cabeza de la mafiosa familia Moroni no pudo haber sido mejor. Y, por supuesto, en especial, a Aaron Eckhart, cuyo doble personaje maneja con una habilidad asombrosa. "La adaptación perfecta del cómic al cine", sentencian algunos críticos. No me gusta ni sobre ni subvalorar una película. Sin embargo, The Dark Knight va más allá, tanto que incluso quienes no gustan de la ficción la han encontrado excelente. Ahora en DVD la podré ver, tal vez, hasta quedar ahíto y eso que aún ahora, con Duff, repetimos los parlamentos que más nos impactaron casi de manera mecánica.
Imágenes: Sitio oficial.
Con la llegada, y alquiler perentorio, del DVD de The Dark Knight, ya he visto 5 veces la película, dos de ellas en formato Imax. Es obvio que se trata de un orgasmo para mí por su excelente diseño de producción, la forma magnífica como dieron vida al Batman de Frank Miller y la lujosa representación del Joker, la mejor hasta la fecha a mi criterio, apuntalada por la actuación profunda del difunto Heath Ledger. No habrá, ni en cómic ni en cine otro como este, de eso no me cabe duda.
El corazón del exito de la cinta se sostiene, creo, sobre un trípode: la dirección de Christopher Nolan, el guión coescrito por él y su hermano Jonathan, las actuaciones de Ledger, Morgan Freeman, Christian Bale, Michael Caine, Maggie Glyllenhaal, Gary Oldman y Nestor Carbonell, pero, sobre todo, por el grotesco realismo de una Gotham City oscura, sí, pero normal en todo sentido, desde por la corrupción de sus encargados de la ley, hasta por la intromisión descarada del Detective Oscuro en la política local. Como las nuestras, se trata de una ciudad dominada por la mafia (se filmó casi toda en Chicago, qué coincidencia) y sus pocos, persistentes, hombres de mediana decencia, sabiéndose impotentes para combatirla aceptan de buen grado, y de espaldas al público, el vigilantismo de Batman. Es más, lo fomentan a sabiendas de que cuentan con un Estado de Derecho de dudosa utilidad.
Policías que beben en horas de trabajo, componendas políticas de todo tipo, inseguridad, asesinatos, robos, lavado de dinero, bancos de la mafia, trasiego internacional de capitales y uso excesivo de la fuerza, la de Batman inclusive, redondean un cuadro que contiene sólidos diálogos y una fotografía, sobre todo la nocturna, de gran altura. Aparte, es de considerar a este encapuchado, distinto con sutileza de sus antecesores cinematográficos. Por ejemplo, a sus clásicos defectos (motivado por oscuros sentimientos, de retorcida psicología, falible y vulnerable), este argumento le suma una leve psicosis, aprovechada por el Joker para manipularlo con efectividad; además es mujeriego, no tiene empacho de llegar a una fiesta, cual millonario que es, en helicóptero y descender con dos beldades, una de cada brazo: todo un bon vivant capaz de palidecer al mismo James Bond. Y encima es arrogante.
Otro aspecto muy cuidado fue la selección del elenco, ya denumerado, al cual agrego a Eric Roberts, quien como cabeza de la mafiosa familia Moroni no pudo haber sido mejor. Y, por supuesto, en especial, a Aaron Eckhart, cuyo doble personaje maneja con una habilidad asombrosa. "La adaptación perfecta del cómic al cine", sentencian algunos críticos. No me gusta ni sobre ni subvalorar una película. Sin embargo, The Dark Knight va más allá, tanto que incluso quienes no gustan de la ficción la han encontrado excelente. Ahora en DVD la podré ver, tal vez, hasta quedar ahíto y eso que aún ahora, con Duff, repetimos los parlamentos que más nos impactaron casi de manera mecánica.
Imágenes: Sitio oficial.
Tuesday, December 23, 2008
Friday, December 12, 2008
Bettie Page (1923 - 2008)
Con ella, "la reina del pin-up" y la "chica del cuerpo perfecto", se va toda una era. Su imagen fue como un sueño realizado para soldados, durante varias guerras, y para hombres de todo tipo quienes vieron por primera vez muchas de sus fantasías impresas en medios masivos. Valdría preguntarse cuántos no iniciaron su vida sexual estimulados por alguno de sus afiches. Pero, como sucede siempre, detrás de la modelo y actriz había una persona. "Eramos tan pobres", recordó Bettie en una entrevista, "que nos considerábamos dichosos si en la bota navideña aparecía una naranja". Eran tres hermanos y tres hermanas, víctimas todos de abuso por parte de su padre, quien, tras robar una patrulla para regresar a su pueblo, fue a dar a la cárcel. Por eso ella pasó un tiempo en un orfelinato. Al fin la alcanzó el éxito y se convirtió, como dicen los gringos, en un "household name", en especial por haber sido conejita del año de Playboy en 1955. De pronto, desapareció de la vida pública durante décadas, lapso en el cual batalló contra la esquizofrenia y se convirtió en una born again christian (incluso llegó a trabajar para el pastor Billy Graham), generando toda clase de especulaciones y teorías de conspiración. Su retorno a la escena pública fue triunfal aunque ya no permitía ser fotografiada, y con razón, porque es mejor recordarla ahora en su mejor momento, cuando enloqueció a muchos y escandalizó a otros (hasta fue perseguida por el FBI y un congresista pidió una investigación federal acerca de aquellas fotos). Sin embargo, muy en contra de la buena voluntad de todos esos mojigatos, Bettie Page sembró una semilla que ha germinado en la cultura popular en miles de retoños.
Imagen: Olivia De Berardinis, Extatique, nd.
Imagen: Olivia De Berardinis, Extatique, nd.
Wednesday, December 10, 2008
Encuentro
Levanté la cabeza y la vi venir hacia mi por el pasillo. Traía la vista un tanto inclinada hacia adelante, su cabello negro parecía brillar con luz propia cayendo a cada lado de un rostro de ángulos delicados, ligeramente morenos. La camiseta negra la vestía pero, a la vez, insinuaba un torso extraordinario, compacto, casi perfecto. La falda blanca con toques oscuros, de corte en A, le llegaba por debajo de las rodillas con la caída libre de la seda de la antigua China. La remataban dos botas altas, negras, adornadas con doble cinto cada una, cuyos destellos las hacían parecer líquidas. Su movimiento cadencioso, felinesco, se detuvo un momento para penetrar con una fugaz mirada lo más recóndito de mi ser. Fue como un toque mágico: me hizo retroceder hacia el Egipto de los faraones, hacias los templos de Isis y de Diana y hacia aquellos en donde Hécate encantaba a sus adoradores. Sin embargo, su aura emanaba una pureza casi vestal. Sonrió y continuó su marcha, casi flotante, cual diosa cuyo cuerpo hubiese sido dibujado por un Russ Manning, con el sentido épico de un Frazetta en un entorno rematado por el aerógrafo de Giger.
Ahora, después de verla, puedo morir en paz.
Imágen: Lara Croft renderizada en su sitio oficial (fragmento).
Ahora, después de verla, puedo morir en paz.
Imágen: Lara Croft renderizada en su sitio oficial (fragmento).
Tuesday, December 02, 2008
[REC●], un bodrio efectivo
Por fortuna, no sabía nada acerca de REC, sólo, y lo dice el afiche, que había pegado con ganas en Europa. Mi primera impresión fue pobre, al ver en la pantalla a una chica guapa (Manuela Velasco) dando sus primeros pasos como presentadora de televisión, en un reportaje sobre una noche en una estación de bomberos. Pero se trataba de una noche que de aburrida pasa a convertirse en una pesadilla espantosa.
Los directores, Jaume Balagueró y Paco Plaza intervinieron su producción con cuanto recurso ya trillado por el cine de terror existe. Salpican, destellan o rozan al espectador con recuerdos de Night of the Living Dead (George A. Romero, 1968), Alien (Ridley Scott, 1979), The Blair Witch Project (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999), por supuesto Cloverfield (Matt Reeves, 2008), además de recurrir en forma abusiva a los extremos visuales, y conceptuales, del giallo de Dario Argento, Mario Bava o Lucio Fulci. Y ni qué decir, por allá se percibe algo de la estética de Evil Dead (Sam Reimi, 1981). Pero, para mi sorpresa, tan grotesco bodrio sabe sabroso. Bueno, con el regusto de la carne sanguinolenta, alaridos de espanto y sorpresas muy desagradables pero efectivas: Por lo menos un cuate gritó en el cine y a otro le provocó el suficiente stress como para no dejarlo dormir bien.
Las actuaciones son casi de oficio, no se montaron escenarios, todo se filmó en lugar reales, y el único erotismo presente son las camisitas molonas, como les dicen en España, de la guapa Manuela (quien, por cierto, ya cuenta con una larga trayectoria, ha participado en por lo menos 22 producciones desde 1983). El argumento, sin embargo, sabe confundir para luego sorprender. Y tras 85 minutos de angustia, asco y gore, la redención total del filme está en su final.
El principal mérito de Balagueró y de Plaza fue haber creado un Frankenstein hecho de trozos de otros filmes sin que se vean los costurones. Es más, lograron demostrar que a pesar de la reiteración, de la cita y del préstamo, es posible filmar una película de terror efectiva, digna de verse dos veces. No es, pues, extraño que haya sido galardonada en 16 festivales de cine, aparte de ostentar cinco nominaciones más. Habrá que esperar su segunda parte, ya en producción y ver al consabido remake hollywoodense, con Jennifer Carpenter, dirigido por John Erick Dowdle, estrenado en octubre pasado.
Héroes de plomo
Las figuritas salían en los pingüinos de Bimbo pero para mí pasaron de noche. Gracias a Jorge y a LunaTrack conseguí éstas. Nadie me ha podido decir cuántas conforman la colección. De las 8, 2 son de plástico y las demás de metal: héroes de Marvel como soldaditos de plomo. Virgos.
Imágenes: klavaza, 2008.
Imágenes: klavaza, 2008.
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