Friday, March 16, 2007

"La sangre negra del Nacionalsocialismo..."

Cuando lo descubrí en la librería sentí una inmediata necesidad de leerlo y, más adelante, tuve la enorme suerte de recibirlo como regalo de mi amiga Sashi, en la Navidad pasada. No podré nunca dejárselo de agradecer.

El título lo define como diccionario y, en efecto, eso es, pero más en el sentido de una enciclopedia como Man, Myth and Magic (editada por Richard Cavendish), pero con una salvedad: la notas de este catálogo fueron escritas sólo por Rosa Sala Rose, la erudita autora de un libro imposible de soltar una vez se inicia su lectura.

El Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo recoje en tan sólo 509 páginas una de las mitologías sintéticas de más peso en la historia moderna. Por ellas desfilan temas como roble (el árbol sagrado de los nazis), Hitler (y su deificación por parte de los ideólogos del III Reich), Tíbet (el lugar en donde, suponían los nazis, aún se ocultaban los arios primigenios). Con solo los artículos, Águila, Esvástica, Hielo, Judío, Nibelungos,
Nietzsche, Paracelso, Roble, Sangre; estaría más que justificado el precio de la obra.

A cada término lo acompaña su equivalente en alemán (por ejemplo, sangre, blut; judío, juden, jüdisch), una clara demostración de exactitud documental. Se trata de una obra orgánica, centrada alrededor de un esquema o mapa hecho para delimitarla dentro de un contexto, escrita con una erudición vertiginosa. Con muy pequeños errores (por ejemplo, afirmar que Aleister Crowley fue satanista es aventurado aunque, concedo, ella no es ocultista), Sala Rose desarrolla los temas con la autoridad conferida por sus investigaciones sobre la historia, la antropología y la ideología del régimen nacionalsocialista alemán.

Conforme adentré en la lectura, empezó a surgir una inquietud que se convirtió en certeza: los fundamentos del nazismo estaban allí, en la cultura occidental, desde tiempo atrás. El éxito nazi, como afirma el libro, fue saber canalizar el antisemitismo, la tendencia a la xenofobia, el etnocentrismo y la perversa teoría de la supremacía blanca en una sola amalgama ecléctica, pero lógica; falaz, pero asertiva y, por sobre todo, por haber satisfecho la imperiosa necesidad del ser humano por creer, aunque para ello deba clausurar el área racional de su cerebro y recurrir al proverbial Ministerio de la Verdad, propuesto por Orwell en su novela,
Nineteen Eighty-Four.

Lo peor vino cuando cerré la contratapa. Empecé a meditar y colegí algo más tenebroso: el nazismo, bajo miles de formas, disfrazado de oveja o de dragón, liberal o fascista, envuelto en el manto de un ocultismo teatrero como el del Klu-Klux-Klan o tras un escudo pseudocientífico, como en la Cienciología, podría volver. Su retorno estará latente mientras en los substratos de nuestra cultura pervivan larvadas las miasmas que lo generaron.

Además, no hay razón para suponerlo un fenómeno propio del Primer Mundo. Aquí, donde yo vivo, en el corazón del Tercero, esas miasmas no están tan larvadas como lo estuvieron en Europa antes de los dos grandes conflictos mundiales. Más bien se encuentran agazapadas, esperando, listas para surgir cuando las condiciones sociales lo permitan.

Por cierto, y para cerrar, gente de Acantilado: la obra pide a gritos una buena traducción al inglés.

Rosa Sala Rose, Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo, El Acantilado, primera reimpresión, Barcelona, 2004, 509 págs.
Foto: Jorge Morales, 2007.

2 comments:

Duffboy said...

Lectura densa pero, imagino, aventurada y certera.

klavaza said...

Es lectura densa porque, concedido, es casi para especialistas. Pero también para todos lo que se interesen por desenterrar las razones más profundas de los peores hechos de la humanidad (el de los nazis fue terrible, pero hay otros, como el de Guatemala). Y sí, es aventurada, porque uno para descubriendo esas razones, las cuales llevan, como diría un libro de terror que atesoraba en mi biblioteca de adolescente (robado), "the kind of cavilations that drive philosopher's mad".