Hace algunos años un amigo y yo hicimos un pacto, no de sangre, sino de cuates: si uno de los dos quedase incapacitado para hacerlo por sí mismo, y si lo pudiese pedir, habría que acabar con su tormento. Hace años, también, comenté el libro de Jean-Dominique Bauby, una reveladora crónica de un hombre encerrado en sí mismo. De ahí, su cuerpo es la escafandra, y su mente es la mariposa.
En plena cuarta década de su vida, como exitoso editor de la revista Elle, Bauby disfrutaba como un bon vivant: lo mejor en todo sentido, desde la relación con su padre (Max von Sydow), hasta a la mejores modelos. Por desgracia, un terrible ataque cerebrovascular terminó con todo, pero no con él. La película, dirigida por Julian Schnabel (Before Night Falls, Basquiat) alcanza una narrativa rica en imágenes líricas, con toques surrealistas, pero de realismo grotesco, para describir con despiadada precisión de cirujano la situación de aquella víctima hundida en sí misma.
A diferencia del protagonista de Mar Adentro, Bauby no podía mover más que los ojos y los párpados, al principio, porque pronto una condición ocular obliga a los médicos a coserle uno de ellos. Vemos como, con infinita paciencia, su cuidadora (Marina Hands) se encarga, no de darle esperanzas vanas, sino de ayudarlo para que se comunique con el mundo exterior. Y así, aprovechando la oferta que tenía por parte de un editor, escribió el libro, origen de la película.
Schnabel tiene la singular habilidad de hacerlo a uno, no testigo, sino partícipe de la lica, y además, de conmover hasta los cimientos más duros. Sin duda, la actuación de Mathiu Amalric, en el papel principal, potencia la propuesta con una firmeza inclaudicable. No es posible, creo, dejar de sufrir, pero tampoco, de preguntarse hasta cuánto hubiese uno aguantado. Roger Ebert dice que ese destello de conciencia, aunque haya perdido preciados accesorios como la motilidad o el habla, es suficiente motivo para seguir adelante. Y Bauby lo demostró, y Schnabel lo presenta de ese modo.
Ahora que en Estados Unidos fueron detenidos 5 miembros de la organización, ONG diríase, Final Exit, dedicada a facilitar el suicidio de pacientes terminales, cabe preguntarse de nuevo si la eutanasia debiese permitirse. Según el libro y la película Bauby jamás lo consideró una opción, una vez más en contraste con Ramón Sampedro, de Mar Adentro, quien comparado con el francés, estaba más que en mejores condiciones.
Mientras veía la lica, por más que intenté evitarlo, no pude dejar de recordar a Johnny Got His Gun (1971, de Dalton Trumbo, inspirada en su propia novela) y de la cual, Rowan Joseph hizo un remake en 2008. Johnny estaba aún peor que Bauby. Pero la obra de Trumbo es ficción, en tanto la de Bauby es un diario, un blog, de un momento terrible, de un túnel sin salida, pero iluminado por un destello esperanzador.
A pesar de eso, por lo menos de mi parte, aquél pacto aún sigue vigente.
Imagen: Celebrity Wonder.
Friday, February 27, 2009
Tuesday, February 03, 2009
Adiós, por fin, al Banco Uno
La vocesita llegó por el celular como a la una de la tarde, siempre buscando la hora de almuerzo -hijos de puta-: "le recordamos que debe 4 meses de su tarjeta (Citi, aka Banco Uno) y que es urgente que se presente a pagar". "Pero si yo ya la había cancelado...". "¿Sí? y ¿Dónde está su finiquito, porque, sí lo pidió, verdad?". "Bueno, no lo pedí, así que pasaré a regalarles el dinero, con tal de no volver a saber de ustedes". "Señor: usted no está regalando ningún dinero, usted firmó y ratificó un contrato y está pagando seguros y otros servicios". "Me refiero a que esa babosada ya no me sirve para nada, pero con tal de salir de ella les voy a pagar mañana". "Está bien señor, espero verificar su pago, ¿cómo a qué hora?...". Seguí comiendo tranquilo. Hoy, hice la cola correspondiente y pagué. Luego llamé para pedir la cancelación de la tarjetucha. Me dijeron que se hará efectiva en 24 horas y que, ¡ah! el finiquito cuesta GTQ 44.80. Barato, para terminar de salir de esa marranada. ¿Consejo? No se hagan de una tarjeta del Citi, es la misma bazofia que la del Banco Uno, y si ya la tienen desháganse de ella ASAP. Huyan de tal plástico como lo harían para evitar la mordida de una serpiente.
Foto: Bothrops asper (Barba amarilla), Wikipedia.
Foto: Bothrops asper (Barba amarilla), Wikipedia.
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