Este pequeño, desconocido y oscuro lugar del Ciberespacio se ha iluminado con la luz de una supernova: se llama Gabrielita, el fruto de Isabel y de Mynor, dos amigos queridísimos, de los que hay pocos. Fueron nueve meses de espera que rindieron un regalo bellísimo, que llega sobre el lomo de Pegaso y con las alas de Mercurio, para ser la primera estrella de su constelación familiar y la alegría de todos los que tuvimos la fortuna de verla arribar en la nave maravillosa de la maternidad. Y en un momento como este recuerdo aquella canción de Louis Armstrong, la repito y también me digo, "I hear babies cry...... I watch them grow / *spoken* (you know their gonna learn / A whole lot more than I'll never know) / And I think to myself .....what a wonderful world / Yes I think to myself .......what a wonderful world"... Si tuviera voz, se la cantaría como canción de cuna.Bienvenida Nena, llegas con los mejores padres, los mejores abuelos y bajo el brazo traes el mejor regalo de todos: vida.
"Escucho a los bebés llorar... los veo crecer / *hablado* (sabes que aprenderán / mucho más de lo que alguna vez sabré) / Y pienso... qué mundo más maravilloso... qué mundo más maravilloso / Sí pienso... qué mundo más maravilloso"...
Fragmento de la letra de What a Wonderful World, de Bob Thiele y George David Weiss, interpretada por Louis Armstrong en 1968.
Fotos de Gabrielita por Lyz Corado.
Ojala sea cierta (tu intención de llegar a publicar un cómic). El arte tiene el defecto de darse sólo a quien la cultiva, y es cruel. Quien no practica, no hace nada, y a veces, el mediocre pero industrioso logra obras bonitas. Vos tenés el talento, así que dejá de perseguir quimeras, ponéte las pilas y entrále a la creación, porque en mi humilde opinión tenés futuro en estos menesteres. Abundan los viejos que andan por ahi ladrando, "cuando era joven pintaba y escribía", también escribís, me consta, pero excusan su inactividad tras el chance, los hijos o porque según uno de ellos, "tuve que dejar los huevos tirados en el camino para hacer algo de pisto". Después de la queja viene un lamento cuya cola siempre es "por eso nunca le entré". Que horrible. Leéte "No señora mía, no son para tiempo de ocio" (más abajo, en este Blog). Aunque no se aplique a vos del todo, corrés similar riesgo. Tené cuidado, después, no son las musas del arte, sino sus demonios, los que te pasarán factura por no haber respondido al llamado, como dicen los dioses cristianos en la Parábola de los talentos: "...a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes".




