Si ella me hubiera aceptado no estaría, como hoy, arrancándome su amor del alma. Pero se incrustó con enjundia y cada vez que tiro para desprenderlo se adhiere con más fuerza y con ira me golpea hasta dejarme inconsciente. Y eso no es nada porque después, cuando duermo, me provoca pesadillas que empiezan como un idilio en el que me veo en sus brazos, sientiendo sus labios, su olor, la textura de su cabello. La veo desnuda, esplendorosa y escucho su voz diciendo que me ama. Después, para completar su venganza, este amor venenoso me despierta para que sepa cuán imposible será realizar esa unión en algún nivel de la realidad. Otro subterfugio del que se vale es entrometerla en mis fantasías sexuales. Aunque no quiera, en los momentos de máximo placer, cuando el clímax se anticipa inevitable, la interpola vestida con mis fetiches favoritos, prendas incendiarias para mi. Después, débil y adormecido soy incapaz de levantar la cara para decirle a la vida, “amé y fui amado”. No estoy en paz y el amor, me lo ha demostrado una y otra vez, es más amargo que la hiel. Ha sido y será una fuente de dolor, desgracia y autodesprecio. Sólo la Muerte terminará con esta insidia que plaga mi alma y que la envenena cada 24 horas: haber encontrado a la mujer perfecta para descubrirla incompatible y distante conmigo en cultura, tiempo y espacio. ¿Dónde estará la redención? ¿En las drogas, en los prostíbulos o en la guadaña? ¿Cómo saberlo? "Maldito sea el día", cito a Job, "cuando se dijo por mi: concebido quedado ha un varón...".
Inspirado en Paranoid, de Black Sabbath / Ozzy Osbourne.
2 comments:
Me remito a una canción de U2 (So Cruel): "the men who love you, you hate the most, they past right through you like a ghost, they look for you but your spirit is in the air, maybe you're nowhere". Hay entes así, mujeres así, nosotros así.
Great lyrics!
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